Casi todos los Cuentos de amor de locura yde muerte fueron publicados de forma independiente en revistas, pero su autorlos recopiló obedeciendo a la fascinación que le produjo e
Ipuinak, hasieratik akaberara, esku ikara gabe batek taxututako lerro bakarra izan zezan borrokatu nintzen. Ez traba, ez apaindura, ez barreiamendu bat bera ere ager zitekeen tentsioa lasaitzera. Ipuina, berez zertarako den aintzat hartuta, gezi bat da. Behin helmuga tirabidean arretaz jarri ostean, arkutik haraxe xuxen abiatzen den gezia. Haren hegaldia ederragotze aldera, gezi gainean pausatzera letorkeen tximeleta orok ez luke oztopoa besterik ekarriko Horacio Quiroga.
Horacio Quiroga es sin duda el maestro del cuento latinoamericano. Su vasta obra apoyada en su periplo vital trasciende lo estrictamente literario, conformando una ética y una estética aún reconocibles en el imaginario rioplatense. Los Cuentos de la selva (1918), quizá dedicados a sus propios hijos, son pioneros de la literatura infantil en América Latina. Escritos en un lenguaje preciso y claro, resaltan el valor del apoyo mutuo entre el ser humano y los animales frente a la adversidad; enseñan sin que se note. Estos cuentos, donde se narra la inclemente interacción del hombre y una naturaleza exuberante, sumada a los fantasmas de la locura y la muerte que persiguieron a Quiroga durante toda su vida, cuajan en una literatura apasionada donde el color, la fuerza y la fatalidad se entrelazan sólidamente.
Es claro que la biografía de un escritor termina por intervenir en su obra. En el caso de Quiroga, sus aprendizajes en la selva, las muertes truculentas, la tentación del suicidio y el desamparo de la paternidad pasan a sus argumentos. Los cuentos de Quiroga, como dice Neuman en la introduccion, nos sugieren que amor y enfermedad, sensatez y demencia, pasion y remordimiento estan a un simple paso. Ningun lector atento podra evitar la sensacion de encontrarse ante un narrador formidable y poderoso. Se incluyen en este volumen, ademas de los tres relatos que suprimio el autor en la ultima edicion, unos interesantes textos en los que Quiroga reflexiona sobre el cuento y lo eleva a la categoria de genero especifico.Es claro que la biografía de un escritor termina por intervenir en su obra. En el caso de Quiroga, sus aprendizajes en la selva, las muertes truculentas, la tentación del suicidio y el desamparo de la paternidad pasan a sus argumentos. Los cuentos de Quiroga, como dice Neuman en la introduccion, nos sugieren que amor y enfermedad, sensatez y demencia, pasion y remordimiento estan a un simple paso. Ningun lector atento podra evitar la sensacion de encontrarse ante un narrador formidable y poderoso. Se incluyen en este volumen, ademas de los tres relatos que suprimio el autor en la ultima edicion, unos interesantes textos en los que Quiroga reflexiona sobre el cuento y lo eleva a la categoria de genero especifico.
Había una vez un hombre que vivía en Buenos Aires y estaba muy contento porque era un hombre sano y trabajador. Pero un día se enfermó, y los médicos le dijeron que solamente yéndose al campo podía curarse. Él no quería ir porque tenía hermanos chicos a quienes daba de comer; y se enfermaba cada día más.
La selva es el escenario y personaje omnipresente de estos cuentos. La selva tropical, con su vilencia natural incontenible, frente al hombre, aliado a veces, destructor las más, de esa naturaleza salvaje. Y en medio, la fauna: desde la gigantesca serpiente que declara la guerra al hombre, hasta el indefenso cachorro muerto equivocadamente por la mano de su propio amo.
Adornados aún de la frescura y fragancia con que vieron por primera vez la luz, estos relatos ilustran de algún modo protagonismo femenino en la transmisión de los cuentos de hadas. Uno de ellos, la Bella y la Bestia, se erige como emblema de las esencias de los demás. ¿Cúal es el secreto de su supervivencia? ¿Por qué sigue despertando el mayor interés entre los lectores? Metáfora sobre la capacidad del amor para crear belleza a partir de lo feo y vulgar, para unos; condena el culto de la apariencia en detrimento de valores éticos objetivos, para otros, las claves últimas de esta narración se resisten a nuestro análisis, pero sus páginas nos tocan en el corazón, quizá porque están escritas con palabras que hablan de cuanto de bueno perdura todavía en el fondo del alma humana.
Al igual que Poe, su maestro, Horacio Quiroga pertenece a esa clase de narradores cuya corriente emocional adquiere su grado de máxima tensión en el cuento breve "de efecto", que pa
En un obraje maderero del Mato Grosso, Yuca Alves somete cruelmente a los peones. Dos hombres hermanados por el sufrimiento buscarán cobrarse venganza en la noche cerrada de la selva con la ayuda de
