En El criterio, obra publicada en 1845, Jaime Balmes ofrece al lector un criterio sencillo, profundo y completo, para dirigir el entendimiento humano a su objeto propio, esto es, al conocimiento de la verdad.Resulta sorprendente la voluntad de Balmes de construir una teologia positiva en dialogo con la ciencia mas avanzada de su epoca.El criterio es, segun su propio autor,un ensayo para dirigir las facultades del espiritu humano por un sistema diferente de los seguidos hasta ahora.Se trata, pues, de un metodo original y, en sus lineas esenciales, indispensable para aprender a pensar bien. Se trata de ejercitar la actividad intelectual, para conocer la verdad y dirigir el entendimiento por el camino que conduce a ella. Balmes muestra en este libro una fe infinita en los metodos de pensamiento y en la capacidad de dotarlos de verdades eticas y humanas.En los capitulos introductorios (I al III), Balmes define que es el arte de pensar bien, ensalza su trascendencia y fija dos condiciones del mismo: el buen uso de la atencion y la acertada eleccion de la actividad intelectual, que implica el cabal aprovechamiento de las aptitudes nativas. El cuerpo de la obra (capitulos IV al XXI) contiene un minucioso estudio del entendimiento especulativo. En orden a sus objetos posibilidad, existencia y naturaleza de las cosas y en orden a las formas de su actividad, a sus metodos y a sus facultades auxiliares corazon e imaginacion.En el capitulo XXII y ultimo, que ocupa casi una tercera parte de la obra, Balmes examina el entendimiento practico. Muestra la manera de elegir correctamente los objetivos de nuestras acciones y los medios mas aptos para alcanzarlos, sin dejarse llevar por las pasiones.
El pensamiento de Balmes oscila entre sus reflexiones en torno a conceptos clásicos de la teología occidental, como el bien, y las nociones científicas que aparecen a lo largo de su obra. Resulta sorprendente su voluntad de construir una teologia positiva en dialogo con la ciencia mas avanzada de su epoca. Es de notar que aqui no hay imposibilidad metafisica o absoluta, porque no hay en la naturaleza de los caracteres una repugnancia esencial a colocarse de dicha manera, pues que un cajista, en breve rato, los dispondria asi muy facilmente; tampoco hay imposibilidad natural, porque ninguna ley de la Naturaleza obsta a que caigan por esta o aquella cara, ni el uno al lado del otro del modo conveniente al efecto; hay, pues, una imposibilidad de otro orden, que nada tiene de comun con las otras dos y que tampoco se parece a la que se llama moral, por solo estar fuera del curso regular de los acontecimientos. La teoria de las probabilidades, auxiliada por la de las combinaciones pone de manifiesto esta imposibilidad, calculando, por decirlo asi, la inmensa distancia en que este fenomeno se halla con respecto a la existencia. El Autor de la Naturaleza no ha querido que una conviccion que nos es muy importante dependiese del raciocinio y, por consiguiente, careciesen de ella muchos hombres; asi es que nos la ha dado a todos a manera de instinto, como lo ha hecho con otras que nos son igualmente necesarias.