Mal asunto escribir cartas, mal asunto. Al enarbolar la pluma, el riesgo que se nos presenta es doble. Primer riesgo: no saber qué decir, a pesar de nuestra frenética urgencia de decir algo. Segundo riesgo: que los destinatarios de la carta no participen de nuestras ideas y, al recibir el mensaje, puedan negarnos su comprension o, lo que es peor, zaherirnos con una sonrisa desdeñosa. ¿Que hacer entonces? Si la necesidad de comunicacion persiste, hay que encontrar una solucion. Por ejemplo, amañar la carta, de tal suerte que el destinatario, por mucha que sea su buena voluntad, no pueda descifrar su contenido. Partamos, pues, de una pregunta capciosa. Ahi tenemos a las ranas, esas ancianas damas vestidas de verde de piel rugosa y mirada hipnotica. ¿Son fundamentales las ranas?, preguntamos. (Ahi te espero.) Pero ni con este ni con otros interrogantes agotamos todas las posibilidades, pues disponemos tambien del recurso de enmascarar la caligrafia transformando astutamente la pregunta en un jeroglifico, capaz de devolver al lector mas presuntuoso la conciencia de sus limitaciones. Bien lo sabe nuestro admirado Marques: Escribamos cartas dice, pero hagamoslo con la secreta esperanza de que nuestros destinatarios no entiendan ni una sola palabra de lo que escribimos. No caben aqui mociones parlamentarias, solicitando aclaraciones. Estos problemas, hermanos, no pueden resolverse dentro del dorado marco de la Constitucion. Con esta novela, extraordinaria en tantos conceptos y escrita con un humor que, a menudo, evoca una inesperada colision entre Kafka y Buñuel, el escritor aragones Javier Tomeo inicio una brillante trayectoria internacional que le ha convertido en uno de los novelistas españoles mas traducidos de los ultimos tiempos. La critica española fue unanime: Una obra maestra (Rafael Conte), Un prodigio de lenguaje (Luis Suñen), Se lee de un tiron. Nada le sobra ni nada le falta a sus cien paginas (Manuel Cerezales), Inolvidable (El Pais), Lo insolito: una novela española seria con humor (Cambio 16). La critica internacional reacciono tambien con gran entusiasmo, en especial en Alemania, donde Javier Tomeo se ha convertido en lo que se denomina un escritor de culto: Un libro melancolico y a la par altamente divertido (Deutsches Allgemeine Sonntagsblatt), Un libro maravilloso para dias tranquilos (Pfalstertrand), Hace tiempo que no he leido una obra en prosa que a la vez me haya conmovido y divertido (Suttgarter Zeitung).
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