El tema de los desaparecidos durante la última dictadura militar de la Argentina ha originado abundante literatura, si se quiere toda una «corriente» que para muchos parecía ya agotada. Con la presen
Mientras agoniza, un anciano fraile evoca una pasión remota, nacida por la mujer de un cacique guaraní durante las guerras de Sudamérica inmediatas a la colonia. Una abogada abanderada de los Derechos Humanos revela su tara sexual en una cárcel estadounidense de condenados a la silla eléctrica. El conductor de un programa casamentero dirige un mensaje póstumo a un matrimonio de enanos que formó en la televisión. Un poeta obsesionado con una orgía lésbica en la última dictadura argentina. Una momia egipcia que se ilusiona con su guardián científico. La propia muerte hablando con odio sobre el orgasmo, su única derrota. El común denominador entre tan diversos textos consiste en la frontera, el insoslayable vínculo entre lo erótico y nuestra finitud —al fin y al cabo todo el espacio de que disponemos para ejercer la vida—, lo que propicia una singular audacia narrativa.
Los cuentos de Buenavista Capital del sexo se inscriben dentro de la misma línea de los relatos anteriores del autor; personajes ya conocidos por nosotros que recurren a esa admirable desmesura que tanto nos gusta en Ceballos, porque como dijo Borges: la vida no tiene por que ser interesante, pero en el caso de la literatura es una obligacion. Las historias se deslizan siempre hacia la incongruencia, con un lenguaje eliptico muy elaborado. Mucha informacion acerca de los personajes y sus circunstancias son inteligentemente omitidas para favorecer la sorpresa, para romper los limites con cualquier logica cotidiana.Jose Gabriel Ceballos no nos permite pensar, estamos dentro de una historia y debemos saborearla a medida que la leemos.