Cuando se está estudiando para hacer frente a un examen, de Cálculo en nuestro caso, no es de extrañar que se sueñe, quien no sueña, con que le van a preguntar a uno justamente aquello que mejor se sabe: el tema que dominamos plenamente, que tenemos recien repasado, o aquel problema que acabamos de solucionar a plena satisfaccion, que lo hemos cotejado con nuestro libro de problemas resueltos. No es menos engañoso dedicarse a buscarle las vueltas al tribunal, preparandose solamente lo que, a nuestro parecer, es asunto preferido por los examinadores, solo aquello que mas ha salido en los examenes de años anteriores. Parece como si algunos se olvidasen de que, salvo hipoteticas patologias, en un examen le pueden preguntar a uno sobre cualquier cosa de las incluidas en el programa.Otra cosa muy distinta es actuar con la debida sensatez, que no se trata de estudiar sin criterio, sin ton ni son. A nadie se le escapa que, en esto del que y del como estudiar, hay que estar al criterio de los profesores, a lo que ellos estiman que es de mayor interes para el mejorseguimiento de su asignatura. Asi si, segun las normas establecidas por el profesorado, en el examen no se van a formular preguntas de desarrollo, nadie dedicara gran tiempo a profundizar en las cuestiones de indole teorico. Como es usual, los que examinan hacen publicas lascaracteristicas, las peculiaridades que van a tener los examenes; asi que se conoce, por ejemplo, si las cuestiones practicas se van a reducir a simples ejercicios o si van a proponerse problemas de cierta enjundia.Entonces, los alumnos actuara n en consecuencia; obviamente, orientaran su preparacion en la direccion señalada por sus profesores.Y esta aconteciendo que, a medida que pasa el tiempo y se van consolidando los nuevos planes de estudios, los planes Bolonia, los grados universitarios, nos estamos encontrando con que la tal consolidacion camina en la direccion de hacer los temarios mas sintetizados; se estan excluyendo de ellos no pocos asuntos que antaño eran tenidos por necesarios. Esta cosa, la del reducir a lo esencial los contenidos, conduce, como no podia ser de otro modo, a que el profesorado haya ido variando la configuracion de los examenes que realizan, adaptandolos a los nuevos tiempos que ahora corren. Ya no se estilan examenes con problemas peliagudos o espinosos; los problemas que hoy se proponen han adelgazado considerablemente y no llegan tan a lo profundo como antaño, plantean cuestiones a las que se llega dando solo unos pocospasos, bastantes menos de los que antes eran necesarios.
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