JUAN JOSE LABORDA

Este libro sostiene una interpretación nueva de la historia de Vizcaya. Una comunidad de hidalgos, que entró en la Edad Moderna al organizarse con el Fuero de 1452 el Señorío de Vizcaya, iniciaría una trayectoria singular en el Reino de Castilla. En 1526, con la Monarquia hispanica del emperador Carlos V,la reforma del Fuero supuso la consagracion de la hidalguia universal para sus habitantes. Esa particularidad juridica, social y economica, que sera una excepcion en Europa, condicionara politicamente la existencia del Señoriodurante los tres siglos de este relato. Las guerras banderizas, y la revuelta de 1718, son los dos hechos violentos que se situan en ambos extremos temporales. Ese periodo se puede denominar la edad clasica foral, y laplenitud del Señorio se puede aplicar a los años (1680-1727) en los que la ria de Bilbao aseguro la supremacia comercial de los nobles vizcainos.

Este libro contiene las colaboraciones dominicales de Juan José Laborda en el Diario de Burgos entre septiembre de 2001 y diciembre de 2006: un tiempo que va desde el ataque de los yihadistas en Estados Unidos, al atentado de ETA contra el aeropuerto de Madrid, en el que resultaron muertos dos ecuatorianos, Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio. Son dos fechas que enmarcan un periodo que tiene un sentido; seguramente la primera, abre una época en todo el planeta, y la segunda, debería abrir también otra: la del final del terrorismo etarra, derrotado por la democracia española, el consenso y la globalización. Se trata de unas colaboraciones en las que se abordan temáticas muy variadas, como el propio autor refiere: "Necesitaba hacerlo, para salir de un ambiente de confrontación partidaria, que sentía como poco satisfactorio intelectualmente. Contar todas las semanas de lo que ahora no se habla casi nunca en el parlamento, pero que está en las preocupaciones y en la curiosidad de muchos políticos, me tranquilizaba. Para mí, era importante desmentir una imagen generalizada, según la cual, los políticos somos una especie de gladiadores que divierten a la gente luchando en el circo de las ruedas de prensa, más que en el espacio de las Cámaras. Quería enseñar que en la vida de un senador de provincias, también había sitio para preocupaciones o ilusiones que tienen los hombres y mujeres de nuestro tiempo. De modo que, durante estos años, he escrito de libros, de viajes, de países, de paisajes, de poetas, de estadistas, de seres humanos inolvidables, de acontecimientos que fortalecen mi fe en el humanismo laico que practico, junto a otros que muestran que el cretinismo moral sigue, con otras variadas modalidades, existiendo igual que cuando yo tenía cuarenta años menos, y me seducía la actividad política para intentar superarlo".