Se reúne en este volumen una serie de trabajos sobre la obra de Bartolomé Leonardo de Argensola (1562-1631), actualizados bibliográficamente, que complementan la edición de sus sátiras en prosa, publicada con Isabel Perez Cuenca en 2011, junto con la carta dirigida al conde de Lemos. Transmitidas a traves de copias manuscritas, solo aparecieron publicadas por primera y ultima vez por el conde de la Viñaza en 1887 y 1889. Bartolome fue autor muy apreciado en su epoca y siguio siendolo desde el siglo XVIII, en particular su poesia, siempre fiel a la estetica clasicista del XVI; es menos conocido, en cambio, por sus satiras en prosa, modelicas en cuanto a su recreacion de la menipea clasica que nuestro humanista conocia a la perfeccion. En las tres obras que nos lego puede apreciarse su tratamiento de cuestiones politicas y su recreacion de aquellos tipos sociales y morales que fueron blanco de la critica de los satiricos romanos y de Luciano de Samosata, autor siempre presente en textos de este genero literario durante el siglo xvi, desde Erasmo hasta Justo Lipsio y los neoestoicos de nuestro barroco español.
Se reúne en este volumen una serie de trabajos sobre la obra de Bartolomé Leonardo de Argensola (1562-1631), actualizados bibliográficamente, que complementan la edición de sus sátiras en prosa, publicada con Isabel Perez Cuenca en 2011, junto con la carta dirigida al conde de Lemos. Transmitidas a traves de copias manuscritas, solo aparecieron publicadas por primera y ultima vez por el conde de la Viñaza en 1887 y 1889. Bartolome fue autor muy apreciado en su epoca y siguio siendolo desde el siglo XVIII, en particular su poesia, siempre fiel a la estetica clasicista del XVI; es menos conocido, en cambio, por sus satiras en prosa, modelicas en cuanto a su recreacion de la menipea clasica que nuestro humanista conocia a la perfeccion. En las tres obras que nos lego puede apreciarse su tratamiento de cuestiones politicas y su recreacion de aquellos tipos sociales y morales que fueron blanco de la critica de los satiricos romanos y de Luciano de Samosata, autor siempre presente en textos de este genero literario durante el siglo xvi, desde Erasmo hasta Justo Lipsio y los neoestoicos de nuestro barroco español.
Escrita en 1645, Quevedo nos deleita con una variación sobre el tema del mundo al revés en que la Fortuna recobra el juicio y da a cada persona lo que realmente merece, provocando tan gran trastorno y confusion que el padre de los dioses debe devolverlo todo a su primitivo desorden. Compuesta de un prologo, cuarenta cuadros de diversa extension y un epilogo, durante mucho tiempo ha sido considerada como una prolongacion de los Sueños. Pero, sin embargo, constituye por si sola una viva sintesis de la satira de Quevedo. A lo largo de la obra, el autor pretende censurar personajes, costumbres, grupos sociales, tipos y episodios concretos de su epoca. Y, para ello, opta por emplear un lenguaje simbolico basado en la metafora y en la agudeza verbal: no hay presencia alguna de nombres propios Supone, pues, una vision aciaga de la realidad, tal como Quevedo escribe: Para las enfermedades de la vida, solamente es medicina preservativa la buena muerte.
Se reúne en este volumen una serie de trabajos sobre la obra de Bartolomé Leonardo de Argensola (1562-1631), actualizados bibliográficamente, que complementan la edición de sus sátiras en prosa, publicada con Isabel Perez Cuenca en 2011, junto con la carta dirigida al conde de Lemos. Transmitidas a traves de copias manuscritas, solo aparecieron publicadas por primera y ultima vez por el conde de la Viñaza en 1887 y 1889. Bartolome fue autor muy apreciado en su epoca y siguio siendolo desde el siglo XVIII, en particular su poesia, siempre fiel a la estetica clasicista del XVI; es menos conocido, en cambio, por sus satiras en prosa, modelicas en cuanto a su recreacion de la menipea clasica que nuestro humanista conocia a la perfeccion. En las tres obras que nos lego puede apreciarse su tratamiento de cuestiones politicas y su recreacion de aquellos tipos sociales y morales que fueron blanco de la critica de los satiricos romanos y de Luciano de Samosata, autor siempre presente en textos de este genero literario durante el siglo xvi, desde Erasmo hasta Justo Lipsio y los neoestoicos de nuestro barroco español.