Este libro es una selección de textos de los santos Padres acerca de la oración y su importancia para los fieles como lazo de amor con Cristo.En las enseñanzas de los primeros padres de la Iglesia,se encuentran las claves para llevarla a cabo,en sintonía con las premisas que el propio Maestro y los evangelistas nos legaron en el Nuevo Testamento.El padre Luis Glinka ha extraído y traducido,de entre el cuantioso material patrístico,pasajes que pueden aprovechar mejor al lector actual en su aprendizaje,y generar en él un interés por la lectura de la obra de aquellos primeros testigos de la fe.Desde los pasos previos,la disposición de ánimo y la entrega al Espíritu,hasta los motivos usuales de los cristianos para evadir la oración,el texto va explorando el universo que nutre y acompaña,a la luz de la tradición cristiana, la acción de orar.
En algún momento de nuestras vidas todos nosotros tenemos que enfrentarnos con la realidad de la depresión. Todos podemos llegar a sentirnos abatidos o tristes y muchas veces ni siquiera sabemos por qué. En algunas personas la depresión puede ser tan profunda que domina su vida hasta el punto que les lleva a creer que no merece la pena ser vivida. Cuando la depresión alcanza este grado constituye una enfermedad que necesita tratamiento. Nuestra intención es ofrecer una perspectiva espiritual que colabore con las terapias especializadas a neutralizar o, al menos atenuar el sufrimiento humano. Creemos profundamente que la ayuda de Dios es la fuerza espiritual más eficaz y potente para amortiguar o eliminar el sufrimiento y transformar el dolor en esperanza de volver a empezar. El padre Hugo Almirón, ofm, es licenciado en Psicología, profesor de Filosofía y de Ciencias Sagradas y bachiller en Teología. Enseña Psicología en la Universidad Católica Argentina, en el Instituto Padre Faustino Mennel, en la Universidad Maimónides y en la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino. El padre Dr. Luis Glinka, ofm, es secretario ejecutivo de la Comisión Episcopal para las Iglesias orientales, profesor de Patrología e Historia de la Iglesia en la Universidad Católica Argentina, canciller de la Eparquía de Ucrania en la Argentina, y autor de numerosos artículos y libros.
El Padre Luis Glinka, sacerdote y reconocido especialista en la historia de la Iglesia católica en sus primeros tiempos, ofrece en la presente obra un valioso estudio sobre el lugar que ocupó la mujer dentro de la institucion eclesial entre los siglos I a V. El autor comienza reseñando diversos topicos segun los cuales las mujeres encontraban su espacio propio dentro de la Iglesia temprana: virgenes, viudas consagradas, martires y diaconisas. Luego retoma el historial de la vida monastica de santa Macrina, Sincletica, el monaquismo en Palestina y las precursoras monjas de Egipto. De especial interes resulta el capitulo sobre las "Madres del desierto", esas mujeres que, llevadas por el Espiritu Santo, valientemente abandonaron todo para salir al desierto, a luchar contra los espiritus impuros y las tentaciones, hasta alcanzar la mistica union de amor con Dios. Finalmente, un espacio cedido a las monjas disfrazadas de monjes, aquellas que, entre leyenda e historia, velando su identidad ingresaban en monasterios de monjes para llevar una vida semejante a la de ellos: oracion, sacrificio y trabajo, escapando a todo derecho, privilegio o imposicion social por su condicion femenina.
"Dado que creemos que la venerable y antigua tradición de las Iglesias Orientales forma parte integrante del patrimonio de la Iglesia de Cristo, la primera necesidad que tienen los católicos consiste en conocerla para poderse alimentar de ella y favorecer, cada uno en la medida de sus posibilidades, el proceso de la unidad. Nuestros hermanos orientales católicos tienen plena conciencia de ser, junto con los hermanos ortodoxos, los portadores vivos de esa tradición. Es necesario que también los hijos de la Iglesia católica de tradición latina puedan conocer con plenitud ese tesoro y sentir así, al igual que el Papa, el anhelo de que se restituya a la Iglesia y al mundo la plena manifestación de la catolicidad de la Iglesia, expresada no por una sola tradición, ni mucho menos por una comunidad contra la otra; y el anhelo de que también todos nosotros podamos gozar plenamente de ese patrimonio indiviso, y revelado por Dios, de la Iglesia universal que se conserva y crece tanto en la vida de las Iglesias de Oriente como en las de Occidente. El Oriente expresa de modo vivo las realidades de la tradición y de la espera. Toda su liturgia, en particular, es memorial de la salvación e invocación de la vuelta del Señor. Y si la Tradición enseña a las Iglesias la fidelidad a lo que las ha engendrado, la espera escatológica las impulsa a ser lo que aún no son en plenitud y que el Señor quiere que lleguen a ser, y por tanto a buscar siempre caminos nuevos de fidelidad, venciendo el pesimismo por estar proyectadas hacia la esperanza de Dios, que no defrauda." (Juan Pablo II, Orientale Lumen, 1995).