En el año 1835, en un pueblo del norte de Francia, un joven de veinte años asesina brutalmente a su madre, su hermana y su hermano. Cuando lo detienen, casi un mes después del parricidio, varios testigos han declarado: todos concuerdan en que es un demente, porque siempre mostro un comportamiento extraño. Sin embargo, el parricida, Pierre Riviere, tras su detencion, escribe en la carcel una Memoria, aqui reproducida, en la cual, con gran coherencia, si bien con la torpeza propia de un campesino, expone los antecedentes que lo llevaron a cometer semejante crimen y como, deliberadamente, lo planeo y lo llevo a cabo. Para la justicia no hay delito sin movil y sin castigo. El movil real, que expone Riviere en su Memoria y que induce al lector a aceptar como logico su crimen, no puede, sin embargo, parecerle aceptable a la justicia, o en todo caso todo lo contundente y claro que exigen las leyes. Asi pues, no tiene mas remedio que construir, a partir de las declaraciones de los testigos, el movil de la locura. Pero tampoco esa locura es clara, sobre todo tras la entrega de la Memoria al Juez. Una vez mas la justicia se enfrenta con sus leyes iguales para todos a una de las multiples e incesantes excepciones que desconciertan y desmontan el aparato legislativo. ¿Condenarlo a muerte, a cadena perpetua o internarlo en un manicomio?Este caso, ademas del escandalo publico, arrastro inevitablemente, dada su naturaleza ambigua de la que nadie queria responsabilizarse, la intervencion de altas personalidades de su epoca, incluida la del Rey. No es de extrañar, pues, que Michel Foucault, uno de los grandes pensadores heterodoxos de nuestro siglo y autor de importantes estudios sobre la institucion psiquiatrica y carcelaria se haya sentido, como el mismo dice en su prologo, subyugado por el parricida de los ojos rojizos. Realizo este trabajo colectivo de compilacion, reconstitucion y ordenacion de todos los documentos, desde los legales hasta los periodisticos, durante un seminario en el College de France. Su objetivo es, ademas de narrar el caso del parricida Pierre Riviere en su verdadera cronologia, el de revelar al lector como un mismo hecho, en este caso un crimen, es manipulado, tergiversado e interpretado por los distintos lenguajes que codifican la opinion publica: juridicos, medicos, policiacos y periodisticos. En realidad, la verdad, toda la verdad y nada mas que la verdad no se encuentra mas que en la Memoria escrita por el propio parricida.
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