En esta investigación el profesor Wade advierte que bajo la imagen de país mestizo y democracia racial hay una nación que margina lo negro de su propio panorama. El autor rechaza la caracterización de lo negro en términos de clase más que de raza, propia de América Latina, y lo destaca como elemento fundamental para una vivencia más plena de los conceptos de identidad, democracia y justicia social. Lo negro se integra aquí como parte de la topografía cultural colombiana y como factor indispensable para entender y ampliar la noción de una nación pluriétnica. El autor quiere evocar un sentido de Colombia "que incluya lo negro como un elemento propio, persistente, vivo, adaptable y resistente".