La figura de los visigodos, invasores de la península ibérica a final del siglo IV, ha sido cantada en gestas como si de grandes héroes se tratara. Sin embargo, sólo fueron una tribu de las que irrumpieron en el Imperio romano que, empujados por la mayor fuerza de los francos, se vieron obligados a cruzar los Pirineos y se instalaron cerca de la actual Girona, en la provincia Tarraconense. A lo largo de trescientos años fueron ocupando territorios hasta alcanzar la totalidad de la peninsula iberica. Los visigodos, al contrario que otros grupos tribales o raciales, no se mezclaron con la poblacion autoctonas, a la que, sin embargo, por considerar degradante el trabajo manual, exigian las dos terceras partes de toda su produccion agricola y ganadera. De esta forma se mantenian el grupo que a su vez mantenia un fuerte ejercito, de unos 150.000 guerreros, pues formaban parte de el todos los varones mayores de quince años. Los visigodos fueron rechazados en varios puntos de Andalucia, por lo que sufrieron una cruel persecucion, en una de las cuales incluso devastaron toda la Orospeda, en las fuentes del G
Los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla. Con esta conocida frase de Winston Churcjill el autor comienza esta historia de Andalucía escrita de forma amena y divulgativa, tanto para el publico joven como para las personas de cualquier edad que deseen acercarse a la historia andaluza.