Este libro explica de forma original cómo la historia conquistó y aseguró su condición de asignatura dentro del mosaico curricular del Estado burgués en los niveles primario, secundario y universitario del sistema educativo español. A tal fin, su autor, Raimundo Cuesta Fernandez, profesor de esta disciplina y miembro del Grupo Cronos, se remonta, en el primer capitulo, a los origenes y evolucion de la Historia como materia escolar y se detiene en los siguientes capitulos, en el escrutinio y critica de lo ocurrido entre 1970 y 1995, cuando se afirma en España el modo de educacion tecnocratico de masas. Se analiza entonces lo que de cambio y continuidad hubo en la interaccion de lastres historias: la regulada (la dictada por la Administracion), la soñada (la imaginada por los grupos de renovacion pedagogica) y la enseñada (la practicada realmente en las aulas). En este trabajo se emplea un enfoque innovador procedente de la historia social del curriculo y deudor de las nuevas tendencias de investigacion sobre la historia de las disciplinas escolares, todavia poco conocidas en nuestro pais. Asi, entendida la Historia, en tanto que disciplina escolar, como universo de significados culturales con personalidad propia, se explican las complejas relaciones entre historiografia y enseñanza, entre textos visibles (programas, libros de texto, disposiciones oficiales, etc...) y contextos escolares y practicas docentes de la educacion historica. Para ellos se recurre a la categoria de codigo disciplinar de la Historia, que seria una tradicion social de la educacion historica, inventada, previa reformulacion de la herencia del Antiguo Regimen, en la era isabelina, y que se prolonga, con algunas variaciones, durante el modo de educacion tradicional-elitista, hasta los años sesenta del siglo XX. Esta larga tradicion social incluye practicas que perviven hasta nuestros dias, cuando, en plena era de las reformas educativas del modo de educacion tecnocratico de masas, el concepto tradicional de enseñanza de la Historia ha entrado en crisis, aunque no pueda decirse lo mismo de los usos de la educacion historica que cotidianamente rigen la produccion del conocimiento escolar. En efecto, entre ilusiones (la ideologia de la Historia soñada creada por los grupos de renovacion pedagogica) y rutinas (las practicas institucionalizadas) va discurriendo la vida de Clio en las aulas. En todo caso, esta obra no es un mero ejercicio de erudicion sobre el pasado, el presente y el hipotetico futuro que le espera a la Historia como materia de enseñanza. Por el contrario , su autor, comprometido diariamente con el tema del estudio, aspira a contribuir a la critica del conocimiento historico que se genera y distribuye en lo sistemas educativos nacidos con el capitalismo. De ahi que su ultimo capitulo (Critica de la didactica y didactica de la critica) sea una invitacion a replantear de raiz el oficiosu oficio- de enseñar Historia.
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