FERNANDEZ MIRANDA, RODRIGOSe abre el telón. Los focos se encienden para descubrir el mundo de lo apetecible. A ambos lados del escenario se dibujan multitud de bultos inermes y, en el centro, el deseo humano. Un letrero luminoso invita a entrar. Desde las butacas se adivinan infinidad de formas, colores, sensaciones y texturas seductoras. Mientras, una voz en off omnipresente pronuncia palabras en tono mesianico: ven, puedes, hazlo, exito, felicidad, superacion, amor. Parece que para poder disfrutar de la funcion solo se debe hacer uso de la libertad de elegir. En este caso se trata de una obra sempiterna que se representa las 24 horas del dia: El Teatro de la Libre Eleccion. ¿Entramos? Que empiece el espectaculo.