El célebre argumento ontológico de la existencia de Dios -así denominado por Kant-, toca, sin duda, el nervio central de la Metafísica. No es por ello extraño que, desde que lo propuso Anselmo de Canterbury, pocos filosofos hayan dejado de ocuparse de ese razonamiento. Y tampoco resulta sorprendente que sean muchas y diversas las objeciones que contra el se han suscitado y muchas tambien, y distintas, las explicaciones que ha recibido a su favor. A la vista de tan variadas y dispares polemicas, ¿cabe señalar con precision en que consiste propiamente este argumento de la existencia de Dios? ¿Es posible ordenar sistematicamente las razones que se aducen tanto en su recusacion como en su defensa? Responder a estos interrogantes es la tareamas inmediata que se intenta en este libro. Pero la respuesta que se busca no puede por menos de plantear esta nueva y fundamental cuestion: ¿cuales on los supuestos ultimos en los que descansa la prueba ontologica? El analisis expuesto en esta obra señala que, en discusion de este argumento, se halla entrañado, en verdad, un conjunto de problemas cuya indagacion ha constituido desde siempre el objeto de estudio de la ciencia del ser. Este libro se presenta, pues, como una introduccion a los problemas capitales de la Metafisica, que toma como hilo conductor el examen del argumento ontologico de la existencia de Dios. Quizas en ningun otro asunto aparece de forma mas terminante la oposicion entre el ser y el no ser. Buenaventura de Bagnorea lo expreso bellamente: Dios, el ser purisimo, no se presenta al entendimiento sino poniendo totalmente en fuga al no ser.
Es un hecho de experiencia frecuente que determinados fenómenos morales se viven en referencia a un ser moral supremo. Pero, ¿es legítimo inferir de esas vivencias la efectiva existencia del ser supremo al que apuntan, esto es, de Dios? El examen de la Teologia etica propuesta por Kant constituye un paso previo, pero imprescindible, para encontrar una respuesta a esta cuestion. El autor de la Critica de la Razon Pura, en efecto, no solo ha sido el filosofo que de un modo mas consecuente ha ensayado un acceso a la existencia y a la esencia de Dios desde la vida moral, sino que tambien ha considerado la nueva especie de Teologia asi erigida como la unica Teologia racional posible. ¿Cabe, sin embargo, construir una Teologia racional apoyandose en el idealismo trascendental defendido por Kant, que señala a la razon pura limites estrictos en su ingreso en el mundo suprasensible? ¿Que clase de Teologia es la Teologia etica edificada sobre semejante fundamento? ¿De que partes consta? ¿Cual es su validez y alcance? Tras intentar dar detenida respuesta a estos interrogantes, siguiendo fielmente el pensamiento de Kant al respecto, el autor de esta investigacion se ve obligado a confesar que la Teologia etica del filosofo de Konigsberg se presenta como un empeño genial, aunque, en verdad, conducido a tres aporias principales. Estas aporias muestran, por su parte, la necesidad de una ampliacion del concepto de experiencia que se halla en la abse del idealismo trascendental y señalan someramente, por tanto, la posibilidad de construir una Teologia etica desde otros muy distintos fundamentos.
A Leibniz se le puede llamar con justicia el «hombre de las definiciones». Y ello no sólo porque sus proyectos de una característica y una enciclopedia universales le llevaran a elaborar larguísimas
Este completo y profundo estudio tiene como propósito exponer y evaluar la comprensión filosófica del cristianismo ofrecida por
Immanuel Kant, quien no pretendió enjuiciar la verdad de las doctrinas
Kant confronta su pensamiento con el de Aristóteles en cuestiones fundamentales. Aunque elogia al Estagirita, el examen de sus doctrinas le lleva a resultados cuando menos sorprendentes. Juzga que la formulacion que ofrece Aristoteles del principio de contradiccion es en el fondo "contraria a la intencion misma del principio". Califica de "falsa sutileza" la doctrina aristotelica de las figuras del silogismo. Considera que el elenco de categorias que nos ha legado el filosofo griego como parte esencial de su metafisica resulta, por su carencia de orden y sus deficiencias, "completamente inutil". Y rechaza, en fin, incluir el principio del "justo medio", por el que los antiguos otorgaron a Aristoteles el titulo de filosofo moral por excelencia, en la clasificacion de los principios supremos de la moralidad, al entender que solo ofrece "una sabiduria insipida". ¿Que razones mueven a Kant en cada caso a juzgar tan duramente estas enseñanzas de Aristoteles? ¿Son justos los juicios de Kant sobre el filosofo del Liceo? Responder a estas cuestiones es el objeto de este libro, que quiere asi llenar en alguna medida una llamativa laguna en el inabarcable numero de trabajos que se ocupan de la filosofia kantiana.
Este completo y profundo estudio tiene como propósito exponer y evaluar la comprensión filosófica del cristianismo ofrecida por Immanuel Kant, quien no pretendió enjuiciar la verdad de las doctrinas cristianas, sino que las utilizo ampliamente para construir una "religion moral".El texto aborda no solo la interpretacion que Kant hace de varios dogmas cristologicos, sino tambien lo que el filosofo llama "lo esencial y mas excelente de la doctrina de Cristo", a saber, la explicacion que el formalismo etico propone del mandamiento del amor a Dios y al projimo, la peculiar interpretacion kantiana del Padrenuestro y la exegesis filosofica que ofrece el pensador de Konigsberg de tres celebres versiculos de la Carta a los romanos: "¿Por que no hacer el mal para que venga el bien?", "Todos han pecado" y "Dios es el que justifica". El cristianismo asi entendido no es, por tanto, la religion de la adoracion de Cristo, sino la religion de la doctrina de Cristo. Mientras que la primera es, segun Kant, una "religion de segunda mano", la segunda constituye su esencia irrenunciable.