En las ciudades leales a la república que resisten el levantamiento de 1936, en medio de una histeria colectiva asfixiante, las calles se inundan de desconfianza y proliferan cárceles improvisadas, las tristemente celebres checas, rudimentarias y descontroladas casi siempre, donde la tortura adquiere un refinamiento de dificil parangon.Tomas Borras se hace eco de esa histeria, del temor colectivo a la Quinta Columna que se embosca en cada casa y justifica crueldades y sevicias sin igual.Publicada por primera vez en 1939, Checas de Madrid es, en este sentido, un cuadro expresionista sobre los horrores de la Guerra Civil española. Son dos sus referentes: de un lado, la estetica negra de Goya; de otro, el modo sincopado del cinematografo.Terminada cuando la guerra llegaba a su fin, la novela es mucho mas que una diatriba antirrepublicana: su prosa, desnuda y directa, la convierte en expresion descarnada del horror.
Tomás Borrás denominó "gnómicos"a los muy breves cuentos que, a partir de la guerra, incluyó en sus trece libros de narraciones, desde Unos y otros fantasmas (1940) hasta Agua salada en agua dulce (1969). Su extensión oscila entre unas pocas líneas y tres o cuatro páginas y, más que cuentos, se trata de miniensayos narrativos que, muy vanguardistamente, participan de la fábula moral, del caso ejemplar, del apunte poemático y hasta de la boutade. En ellos se encuentran varias de las mejores virtudes del escritos: su proteica cultura, sus dotes de observación, su original inventiva, su riqueza de vocabulario en el que, naturalmente, no faltan los neologismos y las piruetas vanguardistas y, otras veces, transita por el casticismo ola libre y rotunda flexibilidad de los clásicos. El autor publicó un total de doscientos tres cuentos gnómicos de los que se han seleccionado sesenta y cuatro, casi la tercera parte, con el fin de remediar el desconocimiento en que se los tiene, después de casi veinte años de instalarse la moda del microrrelato.