Wendy Moore

A BBC RADIO 4 BOOK OF THE WEEKWhen the First World War broke out, the suffragettes suspended their campaigning and joined the war effort. For pioneering suffragette doctors (and life partners) Flora Murray and Louisa Garrett Anderson that meant moving to France, where they set up two small military hospitals amidst fierce opposition. Yet their medical and organisational skills were so impressive that in 1915 Flora and Louisa were asked by the War Ministry to return to London and establish a new military hospital in a vast and derelict old workhouse in Covent Gardens Endell Street. That they did, creating a 573-bed hospital staffed from top to bottom by female surgeons, doctors and nurses, and developing entirely new techniques to deal with the horrific mortar and gas injuries suffered by British soldiers. Receiving 26,000 wounded men over the next four years, Flora and Louisa created such a caring atmosphere that soldiers begged to be sent to Endell Street. And then, following the end of the war and the Spanish Flu outbreak, the hospital was closed and Flora, Louisa and their staff were once again sidelined in the medical profession.The story of Endell Street provides both a keyhole view into the horrors and thrills of wartime London and a long-overdue tribute to the brilliance and bravery of an extraordinary group of women.

Vera Holme, known as Jack, left a career as a jobbing actress to become Emmeline Pankhursts chauffeur and mechanic. Evelina Haverfield was a classic beauty, the daughter of a baron and fourteen years older than Jack. They met in 1908, fell in love, lived together, and became public faces of the suffragette movement, enduring prison and doing everything they could for the cause.The First World War paused the suffragettes campaign and Jack and Eve enrolled in the Scottish Womens Hospital Service and soon found themselves in Serbia. Eve set up and ran hospitals for allied soldiers in appalling conditions, while Jack became an ambulance driver, travelling along dirt tracks under bombardment to collect the wounded from the front lines.Together, they carved radical new paths, demonstrating that women could do anything men could do, whether driving ambulances, running military hospitals, becoming prisoners of war or bearing arms. They refused to compromise in their sexuality - they were lifelong partners even though Jack enjoyed relationships with other women. Determined to be themselves, forthright, flamboyant and proud, Wendy Moore uses their story as a lens through which to view the suffragette movement, the work of women in WWI and the development of lesbian identity throughout the twentieth century.

A groundbreaking account of two suffragettes who lived wild and brave lives together during World War One and beyond

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Las doctoras británicas Flora Murray y Louisa Garrett Anderson lo dejaron todo cuando estalló la primera guerra mundial, incluyendo su lucha activa por el derecho al voto de la mujer, para trasladarse a Francia donde crearon dos pequeños hospitales militares. A pesar de que en su pais las mujeres no podian atender a hombres, sus capacidades medicas y organizativas resultaron ser tan impresionantes que, en 1915, el Ministerio de la Guerra les pidio que regresaran a Londres y pusieran en marcha un nuevo hospital militar en un enorme y antiguo hospicio abandonado en la calle Endell de Covent Garden.Consiguieron lo imposible. Crearon y dirigieron un hospital de 573 camas cuyo personal estaba formado exclusivamente por mujeres: medicas, cirujanas y enfermeras. Durante los siguientes cuatro años, recibieron a 26.000 heridos y desarrollaron tecnicas completamente nuevas con las que lidiar con las horribles heridas de los morteros y el gas que sufrian los soldados. Y cuando la guerra estaba acabando y aparecio la epidemia de la gripe española, el hospital cerro sus puertas y Flora, Louisa y todas las mujeres de su equipo fueron de nuevo marginadas a la hora de ejercer su profesion: se les volvio a decir que aquel no era lugar para mujeres.La historia del hospital de la calle Endell nos brinda tanto una vision fundamental de los horrores y amenazas que sufrio Londres durante la guerra como un apasionado homenaje a la valentia de un extraordinario grupo de mujeres.

Las doctoras británicas Flora Murray y Louisa Garrett Anderson lo dejaron todo cuando estalló la primera guerra mundial, incluyendo su lucha activa por el derecho al voto de la mujer, para trasladarse a Francia donde crearon dos pequeños hospitales militares. A pesar de que en su pais las mujeres no podian atender a hombres, sus capacidades medicas y organizativas resultaron ser tan impresionantes que, en 1915, el Ministerio de la Guerra les pidio que regresaran a Londres y pusieran en marcha un nuevo hospital militar en un enorme y antiguo hospicio abandonado en la calle Endell de Covent Garden.Consiguieron lo imposible. Crearon y dirigieron un hospital de 573 camas cuyo personal estaba formado exclusivamente por mujeres: medicas, cirujanas y enfermeras. Durante los siguientes cuatro años, recibieron a 26.000 heridos y desarrollaron tecnicas completamente nuevas con las que lidiar con las horribles heridas de los morteros y el gas que sufrian los soldados. Y cuando la guerra estaba acabando y aparecio la epidemia de la gripe española, el hospital cerro sus puertas y Flora, Louisa y todas las mujeres de su equipo fueron de nuevo marginadas a la hora de ejercer su profesion: se les volvio a decir que aquel no era lugar para mujeres.La historia del hospital de la calle Endell nos brinda tanto una vision fundamental de los horrores y amenazas que sufrio Londres durante la guerra como un apasionado homenaje a la valentia de un extraordinario grupo de mujeres.

Las doctoras británicas Flora Murray y Louisa Garrett Anderson lo dejaron todo cuando estalló la primera guerra mundial, incluyendo su lucha activa por el derecho al voto de la mujer, para trasladarse a Francia donde crearon dos pequeños hospitales militares. A pesar de que en su pais las mujeres no podian atender a hombres, sus capacidades medicas y organizativas resultaron ser tan impresionantes que, en 1915, el Ministerio de la Guerra les pidio que regresaran a Londres y pusieran en marcha un nuevo hospital militar en un enorme y antiguo hospicio abandonado en la calle Endell de Covent Garden. Consiguieron lo imposible. Crearon y dirigieron un hospital de 573 camas cuyo personal estaba formado exclusivamente por mujeres: medicas, cirujanas y enfermeras. Durante los siguientes cuatro años, recibieron a 26.000 heridos y desarrollaron tecnicas completamente nuevas con las que lidiar con las horribles heridas de los morteros y el gas que sufrian los soldados. Y cuando la guerra estaba acabando y aparecio la epidemia de la gripe española, el hospital cerro sus puertas y Flora, Louisa y todas las mujeres de su equipo fueron de nuevo marginadas a la hora de ejercer su profesion: se les volvio a decir que aquel no era lugar para mujeres. La historia del hospital de la calle Endell nos brinda tanto un...