A partir de las santas vírgenes y mártires, esta obra analiza la permanencia o el resurgimiento, en el siglo XVII, del culto rendido a figuras ancestrales. Interrogándose sobre el sentido que tenían en esa epoca las nociones de martirio y virginidad, en la promocion de dichas santas en toda España, la autora situa la imagen (en pintura, en escena, en palabras) en el nucleo de su razonamiento. Las series del taller de Francisco de Zurbaran (1598-1664) son su hilo conductor.