El género del comentario había sido ampliamente cultivado en la edición de los clásicos durante la Edad Media y el Renacimiento. Las Anotaciones herrerianas venían precedidas de dos ediciones del Brocense (1574 y 1578) que se había empeñado en encontrar todas la fuentes clásicas a las que Garcilaso había acudido en su obra. Herrera se propone, en cambio, en su comentario considerar los diferentes aspectos lingüísticos y formales del poeta toledano, y todos los escolios herrerianos nacen bajo el estímulo de los versos de aquel que comenta. Las reflexiones de Herrera son de una profundidad, rigor y modernidad llamativos y son un pretexto para explicar sus teorías sobre la lengua poética y la poesía. Esta edición recoge en tres cuerpos de notas las variantes que Herrera introduce en el texto de Garcilaso con respecto a las principales ediciones de su época, todas los problemas de carácter ecdótico que presentan las Anotaciones y las fuentes, los comentarios del Brocense , y los principales momentos de la polémica entre Prete Jacopín y el propio Herrera, reseñando además todo aquello que sea oportuno para la compresión del texto. Seis índices completan la edición como herramientas que faciliten moverse por una obra tan complicada y densa como son las Anotaciones.
Ficha técnica
Editorial: Ediciones Cátedra
ISBN: 9788437619231
Idioma: Castellano
Número de páginas: 1136
Encuadernación: Tapa blanda bolsillo
Fecha de lanzamiento: 03/09/2001
Año de edición: 2001
Plaza de edición: Es
Colección:
Letras Hispánicas
Letras Hispánicas
Número: 516
Alto: 17.5 cm
Ancho: 11.5 cm
Grueso: 5.5 cm
Peso: 784.0 gr
Especificaciones del producto
Escrito por Fernando de Herrera
Fernando de Herrera (1534-1597) pasó toda la vida en su Sevilla natal. De origen humilde, estudió posiblemente en el colegio del humanista Rodrigo Fernández de Santaella, donde aprendería buen latín. No realizó estudios universitarios y obtuvo un beneficio eclesiástico en la parroquia de San Andrés, sin recibir órdenes mayores, cosa que le permitió gozar de una modesta renta y consagrar sus energías al estudio y la escritura. Formó parte del cenáculo intelectual de Juan de Mal Lara, uno de cuyos personajes clave fue Álvaro de Portugal, conde de Gelves, a quien también estuvo estrechamente vinculado. Publicó relativamente poco y es recordado por las Anotaciones a la poesía de Garcilaso de la Vega (1580), trabajo de enorme erudición, suma de poética y retórica al servicio de la elucidación del gran poeta toledano, y sobre todo por su propia colección poética, Algunas obras (1582), dechado de precisión clasicista y exquisitez lírica. Admiradores y amigos de Herrera, encabezados por el pintor Francisco Pacheco, publicaron en 1619 un grueso volumen de Versos del sevillano, muchos de ellos inéditos.