En Calladas rebeldías, un historiador que se encuentra ultimando una biografía sobre el vizconde de Eza encuentra, por azar, el cuadernillo autobiográfico de un hombre que se denomina asimismo "El Cigüeño". A patrir de ese instante el historiador abandona la redacción de la biografía del Vizconde y se dedica a reconstruir las vivencias y aconteceres de los hombres "sin historia".