Ya lo he dicho otras veces, decía Jacques Lacan que la ficción sirve para relatar la locura. Pero, ¿la poesía? ¿Para qué sirve la poesía? La poesía a mi parecer sirve para relatar la metafísica. No hay cosa más antigua, primigenia y valiosa como lo es la metafísica, ya que ha acompañado al hombre desde los albores de la luz y también de las tinieblas. Esta novela conjuga tres géneros, la ficción, la autoficción, y la poesía. Yo lo llamo mixtura o hipertexto. Este libro ha salido de mis entrañas. Yo creo que es un regalo tras haber escrito tanta literatura no mala, sino menos buena. Esto no lo tendría que decir yo. Pero dicho queda. Esta novela tiene los fundamentos que tiene que tener una novela. Exposición, nudo y desenlace. Diciendo que es hipertexto no me equivoco. Es un texto o hipertexto generacional. He tardado unos doce años en escribir esta novela, y no porque me haya costado, sino que ha tenido diferentes ediciones, he reescrito muchas veces siguiendo el mismo patrón, y ahora ha quedado decente. Eso debe decirlo el lector si es buena o mala. La he escrito íntegramente en Torre Romeu, pero en casa de mis padres la perfilé. Ha tenido tantas etapas que yo no sé cómo no he tirado la toalla insistiendo tanto y tanto. En realidad amo la literatura, lo que los libros suponen. Quizá deba callar y acatar ciertas cosas que no quiero admitir pero que son verdad. Reales como la vida misma. He querido partir una lanza y siendo Internet el decorado y el tema de esta novela, he tratado de ser honesto siempre. En los agradecimientos hago acopio de amigos y de gente que bien me quiere. Creía estar solo en este mundo pero no. Lo que estaba era equivocado. Trato de plantear algo que resulta moderno pero viejo a la vez. Trato de hablar del amor, pues es el amor lo que nos revoluciona y lo que nos mantiene vivos.