Sinopsis de COMENTARIO SOBRE EL LIBRO DE LOS PREDICABLES DE PORFIRIO
Se sabe que durante su vida ya Ockham fue considerado como el «Inceptor» de la corriente nominalista. A este título, tuvo una influencia profunda sobre la Reforma. Recientemente, sin embargo, esta interpretación tradicional fue puesta en tela de juicio, por los trabajos de Ph. Boehner.
Llega a ser, por tanto, necesario reevaluar a Ockham por relación al espectro que va del nominalismo al realismo extremos, y se puede suponer que Ockham mismo habrá sido conducido a precisar su concepción con la ocasión de la redacción de su Comentario de la Isagogé, puesto que fue precisamente este texto de Porfirio, quien estuvo en el origen del Problema de los Universales, en donde se enfrentaron nominalistas y realistas.
Un apretado análisis muestra que, en este Comentario al menos, Ockham es realista; no solamente por que admite la realidad de las esencias, sino porque parece incluso dispuesto a admitir una cierta anterioridad de la esencia sobre el individuo.
Ficha técnica
Editorial: Edición Personal
ISBN: 9788499462912
Idioma: Castellano
Número de páginas: 310
Tiempo de lectura:
7h 22m
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 26/12/2013
Año de edición: 2013
Plaza de edición: Madrid
Alto: 24.0 cm
Ancho: 17.0 cm
Peso: 700.0 gr
Especificaciones del producto
Escrito por Guillermo de Ockham
Guillermo de Ockham (1295-1350) es conocido como «doctor invincibilis» y otros varios títulos que indican su rica y diversa personalidad. Nacido en Ockham, al sur de Inglaterra, ingresa en la Orden franciscana y estudia en Oxford. Posteriormente aparece como profesor en esta misma universidad desde 1312 a 1324. A partir de esta fecha le vemos envuelto en una lucha dialéctica teológica y política frente al papa. Desde 1328 se pone al lado del emperador Luis de Baviera, cuya defensa frente al papa hizo suya con las célebres palabras «defiéndeme con la espada que yo te defenderé con la pluma». Refugiado en Múnich y en la corte del emperador, Ockham hizo de esa pluma su mejor arma y fue defensor de la «libertad de investigación filosófica y de la vida religiosa».