Este libro reúne la producción crítica del poeta Guillaume Apollinaire (1880 - 1918) quien fue el primero en sostener, defender y encontrar las palabras que definirían las nuevas concepciones plásticas... palabras que los propios cubistas asumieron luego como propias. Fue Apollinaire quien acuñó, por ejemplo, la palabra surreal. Estas "Crónicas del cubismo" abarcan de 1905 hasta su muerte en el 18. Son entregas escritas a toda velocidad para ser publicadas de inmediato por diferentes periódicos: con pluma veloz, en largos párrafos casi sin puntucación, sostenidos por la idea que va precipitándose en el papel, son crónicas brillantes, inteligentes, polémicas de un poeta que compartía con amigos como Picasso, Duchamp, Delaunay y tantos otros (pero no todos) sus nuevas percepciones y visiones.
Ficha técnica
Editorial: Leviatan
ISBN: 9789875141421
Idioma: Castellano
Número de páginas: 170
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 09/07/2008
Año de edición: 2008
Plaza de edición: Buenos Aires
Especificaciones del producto
Escrito por Guillaume Apollinaire
Guillaume Apollinaire, de nacimiento Wilhelm Apollinaris de Kostrowitzky (Roma, 1880-París, 1918), fue un poeta, novelista, periodista y crítico de arte francés. Tras el abandono de su padre, su infancia transcurrió entre Mónaco, Cannes y Niza, y en 1900 se instaló finalmente en París, donde se abrió paso en los círculos literarios y artísticos y entabló amistad con Alfred Jarry, Derain, Picasso y otros artistas y poetas que marcarán el arte moderno del siglo xx. En 1907 publicó de manera anónima los relatos eróticos Las once mil vergas y Las hazañas de un joven don Juan (1911), que circularon de forma clandestina. A ellas se sumaron los poemarios por los que es fundamentalmente conocido: Alcoholes (1913) y Caligramas (1918), así como Il y a (1925), Le guetteur mélancolique y los Poèmes à Madeleine (1952), publicados póstumamente. Entre sus cuentos destacan El encantador putrefacto (1909), El heresiarca y Cía (1910) y El poeta asesinado (1916), así como su drama «surrealista» Las tetas de Tiresias (1917). Tras participar en la Primera Guerra Mundial, en la que resultó herido, murió en París en 1918 a causa de la pandemia de gripe que asoló Europa.