Sinopsis de EL BANQUERO ANARQUISTA Y OTRAS FICCIONES SOCIALES
El banquero anarquista (y otras ficciones sociales), de Fernando PessoaEl banquero anarquista (1922) es un relato de argumentaci�n en el que la trama narrativa casi no existe en favor del juego dial�ctico, la contradicci�n, la paradoja y la sutileza literaria. Todo se centra en dos personajes, de los que muy poco sabremos, sentados frente a frente, en un peque�o drama est�tico en el que uno de ellos trata de justificar mediante una cabriola l�gica, llena de cargas de profundidad, su doble y sincera adscripci�n al aut�ntico anarquismo y al capitalismo m�s feroz. La liberaci�n del individuo de todo poder constituido por la que aboga el anarquismo, se cumple en todo su rigor, al menos en el propio banquero, precisamente a trav�s de la conquista del dinero. Pessoa se regodea en el hallazgo de los extremos que se tocan, en la sutil iron�a de esta retorcida paradoja al modo chestertoniano. La escritura de este relato corre paralela a la vigorizaci�n de los ideales socialistas de la �poca, espoleados por el triunfo de la revoluci�n de Octubre, y de la que Pessoa, a s�lo cinco a�os vista, hace una temprana y l�cida cr�tica...CONTINUA
Ficha técnica
Editorial: Editorial Berenice
ISBN: 9788496756854
Idioma: Castellano
Número de páginas: 136
Tiempo de lectura:
3h 9m
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 06/04/2011
Año de edición: 2011
Plaza de edición: Córdoba
Alto: 20.0 cm
Ancho: 12.3 cm
Especificaciones del producto
Escrito por Fernando Pessoa
Fernando Pessoa (Lisboa, Portugal, 1888-1935), escritor, crítico, dramaturgo, ensayista, traductor, editor y filósofo, fue una de las figuras literarias más importantes y complejas del siglo xx y uno de los grandes poetas en lengua portuguesa. Director y colaborador de varias revistas literarias, se ganó la vida como redactor de correspondencia extranjera para empresas comerciales, traductor y vendedor de horóscopos. Escribió en inglés (vivió en Suráfrica en sus años mozos) una parte de su obra, que se desplaza magistralmente de la vanguardia al clasicismo. Desdeñoso de la fama, propuso siempre lo que él llamó una “estética de la abdicación”, en la que incluía no sólo “la posibilidad de bienestar material” sino todo el sistema de relaciones humanas, desde el amor a la amistad, convencido de que el hecho divino de existir no debe asimilarse al hecho satánico de coexistir.