INEMBARGABILIDAD DE BIENES Y DERECHOS DE LAS ADMINISTRACIONES PUB LICAS

La costumbre del teatro clásico de hacer preceder la obra propiamente dicha de introito que servía para explicar el argumento y para pedir indulgencia al público a la hora de juzgar el ingenio del autor es bien parecida a la que se pretende con el prólogo de algunos libros. No es el caso de éste, pues quien quiera enterarse del busilis de la inembargabilidad de los bienes y derechos de las administraciones públicas deberá necesariamente recorrer las páginas subsecuentes ya que no entra en mis cálculos facilitarle la tarea y, de otro lado, tampoco recabo indulgencia alguna para lo que ha escrito el doctor Ballesteros Moffa pues su obra no necesita por parte del curioso más gracia que la de su lectura atenta y exigente. Es probable por ello que este prólogo no sea al cabo sino un rodeo excusable o una digresión impertinente. Pero atiendo la petición de Luis Ángel Ballesteros Moffa, deseoso, como todo postulante, de que un cofrade más veterano le presente ante la cofradía y le imponga así simbólicamente el escapulario y la medalla que sea testimonio de su ingreso.