La obra que presentamos no es un ensayo moralizador, su propósito es analizar, asépticamente, las circunstancias que han dado lugar a los palmarios abusos urbanísticos que se han venido produciendo en este país, inicialmente en el litoral pero con posterioridad allí donde se detecta por promotores avispados que podrían obtenerse plusvalías rentables. Es obvio que estos desmanes, que son a la vez éticos y naturales, deben ser reprimidos enérgicamente, pese a que en ocasiones, no sólo los municipios, sino también los ciudadanos de a pie, parecen respaldar la dinámica urbanística en entredicho los clásicos dictados de Adam Smith. Se trata de indagar y proponer soluciones que sin renunciar al crecimiento económico, sean a la vez compatibles con el respeto de activos naturales, que precisamente han motivado el despegue económico de municipios cuyo término ha sido escogido por veraneantes y nuevos vecinos como residencia permanente o de temporada, lo que paradójicamente suscita un impulso retroalimentador adicional, impulsado por promotores que disponen de connivencias y apoyos oficiales, para edificar excediendo la capacidad del sistema natural, con lo que el oro se transmuta en cemento.