Editorial Crítica - 9788498921410
Churchill fue el líder de guerra más grande de Gran Bretaña y, hasta 1940, la nación le había seguido de una manera extraordinaria. Pero a partir de entonces —sostiene Max Hastings— hubo una profunda división entre el dirigente y el pueblo británico hasta tal punto que, en 1942, su popularidad tocó fondo en medio de una sucesión ininterrumpida de derrotas en el campo de batalla. Algunos de sus colegas más cercanos se unieron para que abandonase su papel de director de guerra. Hastings ofrece una nítida imagen del primer ministro en el triunfo y la tragedia, como cuando la impulsividad de Churchill amenazó con perder casi todas las tropas desplegadas en el noroeste de Francia. La unidad británica en tiempos de guerra se vio empañada cada vez más por los disturbios de los trabajadores, con muchas huelgas en las minas y las industrias. Hastings proporciona además nuevas perspectivas sobre el dirigente inglés basándose en la opinión de los soldados británicos, los civiles y los periódicos de la época, y condena algunas de sus acciones fallidas, como su intento de promover levantamientos de masas en la Europa ocupada y su "impensable" plan para liberar Polonia, que implicaba una ofensiva aliada contra los rusos. Este libro no sólo supone un retrato íntimo y afectuoso de Churchill como el salvador de Gran Bretaña, sino también un examen implacable del papel que jugó la nación durante la guerra.
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Escrito por Max Hastings
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1 opiniones de usuarios
Borja
15/02/2020
Tapa dura
Buen político, aunque dudo que fuera un buen gobernante: vendió media Europa al comunismo, relegó a su país a los designios de USA y prácticamente supervisó la hipotecación de su imperio (aunque él negara que no había llegado al poder para tal cosa). ¿Todo para qué? Para librar una guerra que no iba ni con él ni con su país. Lamentablemente, los historiadores británicos no son muy imparciales a la hora de estudiar y escribir sobre la historia de su país. Según pude saber, Hastings realiza una crítica muy light hacia el premier británico. Supongo que a los británicos les avergüenza reconocer el hecho de que sumieron a su país en la miseria y la humillación por vencer a un hombre que, paradójicamente, quería aliarse con ellos.