Fruto de toda una biografía que ha tenido el pensamiento como principio, Las pasiones del alma (1649) es la última obra publicada por Descartes en vida y puede considerarse como su testamento filosófico. Escrita a instancias de la princesa Isabel de Bohemia, quien pedía reiteradamente a su «instructor» aclaraciones sobre la relación en el ser humano entre dos sustancias tan distintas como el alma y el cuerpo, en ella encontramos una serie de reflexiones que profundizan, precisan o rectifican algunas de las tesis que Descartes había sostenido con anterioridad. La obra, elaborada con la intención de «explicar las pasiones -en palabras del autor- no como orador, ni tampoco como filósofo moral, sino solamente como físico», consta de tres partes, «de las que la primera tratará de las pasiones en general, y en ocasiones de la naturaleza del alma, etc.; la segunda, de las seis pasiones primitivas, y la tercera, de todas las demás». De hecho, Descartes inicia su explicación sobre las pasiones por una descripción de la fisiología humana, para acabarla con una reflexión acerca de la moral, tras dar cuenta de las mismas como resultado de la unión del alma y el cuerpo. Fisiología, interacción alma-cuerpo y moral son los temas que articulan el contenido de este libro.
Ficha técnica
Traductor: José Antonio Martínez Martínez, And
Editorial: Tecnos
ISBN: 9788430944231
Idioma: Castellano
Número de páginas: 336
Tiempo de lectura:
7h 59m
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 20/11/2006
Año de edición: 2006
Plaza de edición: Es
Colección:
Clásicos - Clásicos del Pensamiento
Clásicos - Clásicos del Pensamiento
Alto: 20.0 cm
Ancho: 13.0 cm
Grueso: 2.3 cm
Peso: 492.0 gr
Especificaciones del producto
Escrito por René Descartes
Nació en 1596 en La Haye, Turena (Francia). Junto a los típicos estudios clásicos, Descartes estudió matemáticas y escolasticismo, con el propósito de orientar la razón humana para comprender la doctrina cristiana. Estuvo muy influido por el Catolicismo. Se licenció en Derecho en la Universidad de Poitiers, sin embargo, nunca ejerció la profesión jurídica. En 1649 Descartes fue invitado a la corte de Cristina de Suecia en Estocolmo para dar a la reina clases de filosofía. Aquí murió en 1650 de una pulmonía. Diecisiete años más tarde, su cadáver volvió a París, donde fue sepultado.