El nombre del poeta francés Jules Laforgue (1860-1887) está vinculado al movimiento conocido como «decadentismo», que mantiene estrechas relaciones con el simbolismo. Es Laforgue quien da una forma poética al espíritu decadente. En la mayoría de los decadentes -y en especial en Jules Laforgue- se detecta el sentimiento de haber nacido demasiado tarde. Imposible volver a Victor Hugo. Hay que liberarse de su influencia. Hay que hallar nuevos caminos. Todos se muestran de acuerdo a la hora de despreciar el siglo en que viven, pero nadie puede poner en duda que ese siglo ha producido obras admirables, incluso para ellos mismos. En 1885 aparecía el primer libro de poemas de Laforgue con el título de "Les Complaintes", mostrándose ya como un poeta original y plenamente atractivo con tan sólo veinticinco años. El paso estaba dado. Laforgue había hallado su camino, su verdadero camino; una forma de expresión que definía una estética vanguardista y renovadora. Su verso, a menudo dislocado, es la imagen de una naturaleza vibrante e inestable. En su lenguaje se mezclan los términos triviales y los términos raros, los tópicos y los neologismos, todo ello en un intento de reflejar el desorden de un pensamiento que no logra liberarse de sus obsesiones.
Ficha técnica
Editorial: Ediciones Cátedra
ISBN: 9788437631028
Idioma: Castellano
Número de páginas: 496
Encuadernación: Tapa blanda bolsillo
Fecha de lanzamiento: 04/06/2013
Año de edición: 2013
Plaza de edición: Es
Colección:
Letras Universales
Letras Universales
Alto: 18.0 cm
Ancho: 11.0 cm
Grueso: 2.5 cm
Peso: 349.0 gr
Especificaciones del producto
Escrito por Jules Laforgue
Jules Laforgue nació en Montevideo. A los seis años fue transterrado a Francia. A los 21 años consiguió el puesto de lector de francés para la emperatriz Augusta, esposa de Guillermo I, por lo que se trasladó a Berlín, donde vivirá cinco años y donde se casará con su profesora de inglés, muriendo poco después en París, a los 27 años. Aunque ya en las Complaintes inició sus audacias formales y temáticas, su verdadera revolución estética se inició con la Imitación de Nuestra Señora la Luna, prosigió con El concilio feérico y culminó en la docena de Últimos poemas, publicados el año de su muerte, con los que inagura la utilización del verso libre en la poesía contemporánea. En la gran revolución poética que la lírica francesa de finales del siglo XIX llevó a cabo, junto a Rimbaudel profeta, Verlaine el maldito, Mallarmé el hermético y Lautréamont el satánico, Laforgue, pese a su exilio perpetuo y a su muerte temprana, es un autor fundamental.