Juan Valera y Alcalá-Galiano (Cabra, Córdoba, 1824-Madrid, 1905). Escritor, político y uno de los españoles más cultos de la época, ejerce durante su prolífica vida diversos cargos como diplomático, es diputado en las Cortes, secretario del Congreso y miembro de la Real Academia Española y dirige numerosos periódicos, pero es su faceta literaria la que perdura hasta nuestros días. El presente volumen, impreso por vez primera en Madrid en 1858, compila las poesías compuestas por el autor en su juventud, siendo claramente visible su evolución en este género literario. Así, en las pertenecientes a una época más temprana se percibe la influencia del Romanticismo para, a medida que su obra va madurando, decantarse Valera por temas de clara inspiración clásica. Descubrimos aquí una faceta, la poética, quizás menos conocida del autor, más dado a adentrarse en la narrativa, el ensayo o el artículo periodístico. Su novela más aplaudida, Pepita Jimenez, ha sido también publicada por Extramuros Edición en formato facsímil.
Ficha técnica
Editorial: Extramuros Edicion, S.L.
ISBN: 9788498621457
Idioma: Castellano
Número de páginas: 232
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 29/05/2008
Año de edición: 2008
Plaza de edición: España
Peso: 317.0 gr
Especificaciones del producto
Escrito por Juan Valera
Nacido en Cabra (Córdoba) en 1824. Realizó estudios universitarios en Granada y Madrid. Entró en el servicio diplomático como acompañante del duque de Rivas, embajador en Nápoles, donde se dedicó a la lectura y al estudio del griego. Estuvo también en Portugal, Rusia, Brasil, Estados Unidos, Bélgica y Austria. En 1861 ingresó en la Real Academia Española. Escribió artículos periodísticos y ensayos. Valera es un escritor de difícil clasificación; atacó tanto el romanticismo como el realismo y el naturalismo. Consideró que el arte no tiene ningún objetivo, excepto servir a la belleza, crear arte, pero tampoco se adscribió a los movimientos claramente esteticistas de final de siglo como el -arte por el arte- o el simbolismo; elogió la obra de Rubén Darío pero tampoco se le puede considerar modernista. Murió en Madrid en 1905.