UNA NARANJA EN MEDIO DE LA TARDE

Este libro muestra que la madurez puede ser “una naranja en medio de la tarde”. En él se recupera la frescura de las voces que el tiempo se ha llevado: “Cuando tan sólo evoco alguna densidad de lo vivido, / se me aparece el cielo en la ventana”. Una naranja en medio de la tarde establece una conversación profunda, iluminada y sin queja, que es una conquista de la poesía, del “río que nos lleva vida adentro”. Alicia García Bergua se deja llevar por el tejemaneje de la mente y se plantea: “Cómo traer aquí toda la música que ha sido nuestra vida”. Sabe que “Hay palabras que dichas cada día se van haciendo más transparentes” y que “su vieja frescura es confortante”, pero, sobre todo, cree que “Al conversar estamos enlazados como palabras de una misma frase y el silencio es dichoso, pues escuchamos la voz que hemos formado”