Al iniciarse las Germanías, el italianismo de cariz cuatrocentista ya había dejado en Valencia obras cimeras de la pintura hispana que iban a influir en sus talleres de forma decisiva. A las llegadas de Niccolo Delli en 1469 o Paolo da San Leocadio y Francesco Pagano en 1472 les sucedio la de Fernando Llanos y Fernando Yañez de la Almedina en 1506, mientras se finalizaba el retablo de plata de la catedral de Valencia por el orfebre pisano Bernabeo di Tadeo di Piero de Pone entre otros colegas locales, ademas de un formidable elenco de obras importadas de las que conocemos solo algunas, como las que –a titulo de ejemplo– eran poseedores los Borja, los duques de Segorbe y el marques del Cenete, o se trajo de la peninsula transalpina el embajador Vich, que, por su novedad, debieron de causar tambien un impacto no menor en la dinamica gremial autoctona.