En el siglo XX, el Mediterráneo vive con herencias importantes y siempre duraderas, unas relacionadas con el suelo, el clima y los elementos que constituyen la geografía, otras con el pasado y la historia. La mano del hombre ha podido modificar lentamente los rasgos de los paisajes originales, que siguen estando marcados por un clima que es practicamente el mismo desde la Antiguedad. En el terreno economico, la tierra influye enormemente en la vida humana por las tecnicas y modos tradicionales empleados, que exponen a los agricultores a las contingencias climaticas.