El peregrino querúbico de Angelus Silesius ha sido considerada la obra mística más importante del siglo XVII europeo. Inspirada en los grandes autores espirituales (Eckhart, Tauler, Blois, Ruusbroec, Seuse, san Juan de la Cruz, Bohme) sus versos recorren los grandes temas de la mistica cristiana desde una perspectiva universalista: la eternidad en el tiempo, la mutua dependencia de Dios y hombre, el abismo de Dios, el desprendimiento o la vacuidad y la pobreza espirituales. La belleza de su obra ha sido admirada por poetas como Goethe y su influencia se extiende a la obra de Schopenhauer, Wittgenstein o Heidegger. Angelus Silesius, alias de Johannes Scheffler (1624-1677), nacio en Breslau (Silesia) en el seno de una familia luterana. En 1653 se convirtio a la iglesia catolica y en 1675 edito la version definitiva de El peregrino querubico. Ya ordenado, paso el resto de su vida en su ciudad natal. Despues de una temporada en la Colegiata de San Matias de Breslau, en pobreza total, dado al ayuno y las practicas asceticas, muere a los 53 años de edad. Lluis Duch Alvarez, monje de la abadia de Montserrat, es doctor en Teologia por la universidad de Tubinga y autor de Mito, interpretacion y cultura, Antropologia de la religion y de la obra en siete volumenes Antropologia de la vida cotidiana (1999-2001), entre otras.
Silesius, como tantos otros de su especie, ha sido víctima de una concepción restrictiva, pacata, eclesial y new age de la mística que lo ha encajonado debidamente como manera de lidiar con su radicalidad. En el centro de lo sagrado encuentra Silesius, como San Juan o Santa Teresa, lo profano (pro+fanum), lo que esta antes del templo, la montaña liberada del poema a Frankenberg. Ese espacio en el que desemboca lo sagrado (y no a la inversa) es el que el paseante de Silesius explora, recorriendolo una y otra vez, igual que el flaneur recorria las calles de Paris en la obra de Walter Benjamin. En sus versos la irreverencia se hace cuerpo y el cuerpo concepto. Hay una total continuidad entre el genio que despliega imagenes inolvidables y la inteligencia que las blinda contra el fogueo sentimental. En Silesius la razon y la fe son declinaciones del lenguaje. No hay un mas alla del lenguaje. Lo indecible es, en realidad, el silencio que solo el propio lenguaje puede crear, palabra en la palabra. Pilar Carrera