Annick Cojean est grand reporter au Monde.
Au fil de sa carrière, elle a croisé Simone Veil à plusieurs reprises. Au fil de leurs rencontres, une relation singulière s'est installée entre Simone Veil
Au printemps 1994, alors que se préparait la célébration du 50e anniversaire du Débarquement allié en Normandie, j'ai voulu essayer de rencontrer, au fil de mes reportages pour Le Monde, quelques vétérans du fameux 6 juin 1944. Je ne savais pas encore ce que je ferais de ces entretiens, mais je voulais les voir, les entendre, leur exprimer aussi ma gratitude. C'est étrange pour une journaliste d'avouer un tel sentiment, mais mon histoire y était pour beaucoup. Bien que Bretons d'origine, mes grands-parents, ma mère, ma tante, mes oncles avaient émigré a Caen. C'est la que le 6 juin 1944 les avait surpris, heureux, soulagés, excités, puis effrayés par la violence de l'opération et le bombardement de la ville (et de leur maison), et bientôt sur le chemin de l'exode.
En 2011, poco después de la muerte de Gadafi, Annick Cojean, reportera de Le Monde, viaja a Libia para investigar sobre el papel de las mujeres durante la revolución. De regreso de este viaje revelador, la periodista publica el articulo Una esclava sexual de Gadafi cuenta su calvario, la historia de Soraya, una joven de veintidos años. Cojean cuenta como, a los quince años, la chica fue elegida para ofrecer un ramo de flores al dictador, que respondio al regalo con una caricia en su cabello. Un gesto dirigido en realidad a sus guardias, que queria decir esta es la que quiero. Al dia siguiente ?escribe Cojean en su articulo? Salma, Mabruka y Faiza, tres mujeres en uniforme, consagradas al servicio del dictador, se presentan en la peluqueria de su madre. Gadafi quiere verte. La adolescente las sigue de buen grado. ¿Como sospechar algo? Era el heroe, el principe de Sirte. Y Gadafi la secuestraria para convertirla en su esclava sexual. La historia de Soraya es el detonante de Las cautivas, un libro donde se denuncian por primera vez los abusos sexuales del Guia, del supuesto defensor de los derechos de las mujeres en el mundo arabe, en un pais en el que la violacion es una mancha que contamina a todo el clan, tabu supremo. Y la autora nos conduce al corazon mismo de las tinieblas. La investigacion excepcional de Annick Cojean demuestra como el lider libio uso la violacion como arma de poder durante su reinado. Y como arma de guerra durante la revolucion de 2011 (Caroline Laurent-Simon, Elle).
En 2011, poco después de la muerte de Gadafi, Annick Cojean, reportera de Le Monde, viaja a Libia para investigar sobre el papel de las mujeres durante la revolución. De regreso de este viaje revelador, la periodista publica el articulo Una esclava sexual de Gadafi cuenta su calvario, la historia de Soraya, una joven de veintidos años. Cojean cuenta como, a los quince años, la chica fue elegida para ofrecer un ramo de flores al dictador, que respondio al regalo con una caricia en su cabello. Un gesto dirigido en realidad a sus guardias, que queria decir esta es la que quiero. Al dia siguiente escribe Cojean en su articulo Salma, Mabruka y Faiza, tres mujeres en uniforme, consagradas al servicio del dictador, se presentan en la peluqueria de su madre. Gadafi quiere verte. La adolescente las sigue de buen grado. ¿Como sospechar algo? Era el heroe, el principe de Sirte. Y Gadafi la secuestraria para convertirla en su esclava sexual.La historia de Soraya es el detonante de Las cautivas, un libro donde se denuncian por primera vez los abusos sexuales del Guia, del supuesto defensor de los derechos de las mujeres en el mundo arabe, en un pais en el que la violacion es una mancha que contamina a todo el clan, tabu supremo. Y la autora nos conduce al corazon mismo de las tinieblas.