Antonio Fernández Ferrer (Valencia, 1951). Catedrático del Departamento de Filología, Comunicación y Documentación de la Universidad de Alcalá. Investigador y profesor de literaturas hispánicas, teoría literaria, crítica textual, relaciones inter-artísticas y cine.
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¿Quién se negará hoy a considerar los textos de Ficciones entre las aportaciones literarias más significativas y desafiantes? El lector dispone en el presente volumen de un amplio repertorio de datos y análisis acerca de la génesis, características, confluencias o modificaciones de este impar artefacto borgiano, todo un propicio y vertiginoso laberinto de galerías incesantemente bifurcadas. En las siguientes páginas se pueden consultar pormenores acerca de asuntos tan singulares como el volumen XLVI de la enciclopedia pirática capaz de destruir nuestro mundo, algunos planos de la biblioteca de Babel, el inverosímil rostro de Funes el memorioso, la noche 602 en cuyo relato corremos el riesgo de quedar abismalmente apresados, el informulable pero evidente Secreto de la Secta del Fénix, etcétera. También se incluyen cuentos olvidados que inspiraron las ficciones de Borges, así como el testimonio detallado de los significativos cambios que introdujo en sus textos a lo largo de más de treinta años. Antonio Fernández Ferrer, profesor de la Universidad de Alcalá, ha publicado ediciones de Eliseo Diego, Antonio y Manuel Machado, Raymond Queneau y Salarrué; antologías como Borges A/Z, La mano de la hormiga (los cuentos más breves del mundo) y La isla infinita de Fernando Ortiz.
Escrito está: como la otra, la historia de la literatura abunda en enigmas, pero conviene añadir que también estos suelen amonedarse en forma de tópicos. Así, en torno a la propia noción de «literatu
Uno de los aspectos que distinguen la poética de Emily Dickinson es la gran riqueza de elementos naturales que se nos presentan como pretexto léxico y metafórico en el que enmarcar el poema. El lenguaje poético dickinsoniano suele crear una especial ambigüedad sintáctica y semántica. La poetisa experimenta con las palabras y ese especial sentido de la experimentación la convierte en una autora moderna y visionaria lejos de la concepción poética de la época. La concentración de ideas y sugerencias en un espacio delimitado es lo que otorga un valor fundamental a cada una de las palabras, de ahí que el epigrama y el «short poem» sean su medio ideal de expresi6n. Cada poema de Dickinson se nos presenta como una pequeña «performance», una puesta en escena que ella controla en su totalidad, utilizando un lenguaje descriptivo —a veces surrealista— con el que nos deja constancia de sus enormes cualidades plásticas, propiciadas, sin duda, por la influencia de sus lecturas: la Biblia (como modelo de concreci6n del lenguaje), Isaac Watts y el himno (como estructura métrica), Emerson y el trascendentalismo norteamericano, Webster y la lexicografía...
"(...)¿Qué mejor que la música para introducirte en un mundo de sonidos, letras, sabores, olores y texturas eminentemente poéticas, genuina y auténticamente americanas, y todo ello de una manera lúdica y esteticamente impecable? Afortunado lector, sólo me queda desearte que disfrutes la exiquisita sensibilidad desplegada en este trabajo, de trazo sublime, formalmente cuasi-perfecta, y con un contenido plagado de afortunadísimas metáforas, símiles, comparaciones e imágenes, que alcanzan la categoría de hallazgos líricos; no hay ni una sola línea prescindible; es un tratado que ha sido elaborado con alma, corazón y talento. No te conformes con una sola lectura: relee, bucea, detecata figuras y tropos, déjate llevar por el río poético de la obra".