La escritura de Arnoldo Kraus es conmovedora. No porque enternezca sino porque altera, perturba, sacude fuertemente nuestra alma. A diferencia de otros escritores, no lo hace de manera violenta o extravagante, sino serena, paciente, ecuanime, como si su oficio de medico lo obligara a auscultar cuidadosamente cada aspecto de sus personajes: sus miedos, sus dramas, sus tragedias, sus alegrias que, de una u otra forma, son tambien las nuestras en tanto seres humanos. ¿Quien no ha pasado por momentos de tristeza profunda, de soledad, de confusion, de depresion, de enfermedad? ¿Quien no ha vivido, en si mismo o a traves de un ser querido, el dolor profundo generado por un padecimiento incurable, los estragos producto de algun tragico accidente, la extincion paulatina de la flama vital en la vejez? ¿Quien sabe hoy como enfrentarse a la muerte, propia o extraña? Kraus es un estudioso del alma. Le gusta mirar adentro, muy adentro de ella, porque solo alli es posible encontrar respuestas. Lo hace practicando el arte de la escucha, aprendiendo de esos grandes maestros que son sus enfermos, que acuden a el en busca de sanacion. Escuchar es terapeutico, contar cura, nos dice en una de sus narraciones. Con su literatura hurga en sus adentros, se cura un poco, e invita al lector a pensar acerca de su propia vida.
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