Bernardo Pérez Andreo (Nimes, 1970) es doctor por la Facultad de Teología San Vicente Ferrer (Valencia) y Diploma de Estudios Avanzados (DEA) en Filosofía por la Universidad de Murcia. En la actualidad ejerce la docencia en el Instituto Teológico de Murcia OFM, donde dirige el Departamento de Filosofía y Sociedad. Asimismo, coordina el Máster y el Programa de Doctorado en Teología, fruto de la colaboración entre el instituto y la Universidad de Murcia. Entre su producción ensayística más reciente destacan Descodificando a Jesús de Nazaret y Un mundo en quiebra.
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Vivimos en un mundo en quiebra, dentro de una organización sociopolítica e histórica que está llegando a su fin y se resiste a desaparecer. El mundo globalizado, postmoderno y tardocapitalista, ha derrochado la enorme reserva de recursos y ha dilapidado el capital humano de forma inconsciente, con el unico fin de aumentar la tasa de ganancia y el lucro, beneficios estos que solo lo han sido para una pequeña parte de la humanidad, mientras la inmensa mayoria ha quedado excluida. Urge, pues, una transformacion del modo de pensar y comprender el mundo, y la Iglesia tiene mucho que decir y hacer en el camino que el ser humano ha de recorrer. Esta institucion no puede servir a dos amos, si sirve a este mundo que lleva a la muerte inutil de millones de seres humanos, se convertira en complice del mal y legitimadora de la injusticia; si sirve a Dios, pondra en practica todo su ser en el mundo para proponer una alternativa radical que nos empuje hacia el Reino de Dios. En esta linea, la doctrina social de la Iglesia puede ser una continuacion de la apuesta por el Reino o un giro que nos deje amarrados a un mundo que se hunde sin remedio.
La sociedad actual es la sociedad del escándalo en un doble sentido.
En un primer sentido, negativo, es la sociedad en la que el hombre se ha convertido en piedra de caída, piedra de escándalo, par
La corrupción en sí no se perdona, porque es un pecado estructural y está ligado a un sistema injusto, que la Biblia llama satánico, identificándolo con las "bestias", a las que Ap 13 manda sin más al infierno. Ciertamente pueden ser perdonadas las personas corruptas; cuando cambian de mente y de conducta (que eso significa conversion, es decir, meta-noia), como anuncia Mc 1,14-15, pero nunca la corrupcion en si, porque es intrinsecamente mala. Hay pecados personales de corrupcion que pueden y deben denunciarse con nombre y apellido, pero la corrupcion en si, como estructura demoniaca, ha de ser superada y destruida sin posibilidad de perdon, como ha denunciado la Biblia en su conjunto y, de un modo especial, el mismo Jesus.
El objetivo de esta obra es contar a Jesús desde su proyecto vital más íntimo: el Reino de Dios. Pero no se trata de hacer un mero análisis de lo que significa este Reino, sino de mostrar las consecuencias en la vida de la gente de la epoca de Jesus, los que le vieron y le escucharon. La consecuencia fundamental es una revolucion, por eso el libro se titula La revolucion de Jesus. Una revolucion que tiene tres niveles: el personal, el social y el trascendente, entendiendo trascendencia como lo que va mas alla del aqui y ahora, lo que va mas alla del contexto y del grupo en que nos situamos. Esta revolucion supone comprender la persona de Jesus, su origen, su historia, la historia de su pueblo, el contexto social, economico y politico donde fue forjando su conciencia.La revolucion de Jesus implica a la Iglesia de todos los tiempos como sujeto revolucionario. Si no lo es, entonces estara traicionando el proyecto de Jesus: el Reino de Dios.