Los debates recientes a propósito de las políticas de entrada y permanencia de extranjeros y los conflictos derivados de la presencia masiva de sin papeles en los países de la Europa comunitaria ponen en cuestión la posibilidad misma de mantener bajo control los flujos migratorios con destino a los países industrializados. Resulta cada vez más evidente que la regulación de esas corrientes de inmigrantes no sólo no es eficaz, sino que tampoco resulta satisfactoria por lo que hace al respecto a los derechos humanos. Cabría preguntarse qué resultaría más problemático, si abrir las fronteras a la inmigración o mantenerlas cerradas como hasta ahora.
El siglo XXI es el escenario de una ola migratoria que, por su escala, está transformando al mundo entero. Más que en ninguna otra época, las diversas modalidades de migración que tienen lugar en la actualidad cuestionan las nociones tradicionales de soberania y ciudada-nia, crean nuevas formas de identidad, redefinen las relaciones internacionales y desafian las categorias clasicas del analisis politico. Uno de los grandes retos de este siglo para to-das las naciones es el de adaptarse a esta nueva realidad, que estrecha los lazos de de-pendencia entre los Estados a la vez que crea nuevas contradicciones y conflictos. Frente a este reto, es indispensable que el discurso de las ciencias sociales y politicas mantenga su vigencia -y su utilidad- analizando el fenomeno de las migraciones y replanteando su im-portancia para la definicion de los Estados y sus relaciones. El fenomeno migratorio en el siglo XXI es la original contribucion de Catherine Wihtol de Wenden a esta causa.