¿No se ha preguntado alguna vez por qué el vino tiene mejor sabor cuando se sirve en elegantes copas de diseño? ¿O por qué el coche, una vez lavado y abrillantado, parece que se conduce con más facilidad? Investigaciones recientes han demostrado como los objetos que nos resultan atractivos funcionan, de hecho, mucho mejor. No nos limitamos a usar un producto, sino que establecemos una relacion emocional con el. En Diseño emocional se demuestra, por primera vez, que, siempre que nos encontramos con un objeto, nuestra reaccion viene determinada no solo por lo bien que pueda funcionar, sino por el aspecto que tiene, si nos parece atractivo e incluso por la nostalgia que suscita en nosotros. Cuando un producto es, en terminos esteticos, agradable y, ademas, halaga las ideas que tenemos de nosotros mismos y la sociedad, lo que experimentamos es positivo. Tal es la razon de que haya personas dispuestas a gastarse importantes sumas de dinero, por ejemplo, en adquirir un reloj de pulsera artesanal, aunque otro digital, mucho mas barato, quiza sea mas exacto y preciso. El modo en que los consumidores experimentamos los productos es, no obstante, solo parte de esta historia. La emocion tambien desempeña un papel de suma importancia en el trabajo que realiza el diseñador. Un estado de animo alegre realza la creatividad, en tanto que un estado animico inquieto impide focalizar la atencion. Los diseñadores, tanto si se dedican a crear robots como espacios de trabajo, exprimidores o coches Jaguar, oscilan entre sentimientos negativos y positivos, y sus obras muestran las huellas que dejan grabadas estas emociones. Esta perspectiva abarca igualmente, por otra parte, los diseños del futuro. ¿Y si los objetos que elaboramos llegaran a percibir nuestro estado emocional? Y de ser asi ¿de que modo mejoraria eso nuestro modo de interactuar con esos objetos?
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