A fuerza de repetir machaconamente la cantinela de la doble jornada, la brecha salarial y el techo de cristal ha terminado por imponerse un peculiar mundo laboral disociado en hombres culpables y mujeres victimas, en el que desaparecen las listas y las bobas, las Lolitas y las santas, las ñoñas y las perversas. La mujer profesional ya no es un individuo. Es un sufrimiento. Ni perfidas ni panfilas, ni Bette Davis ni Doris Day. Solamente un ejercito de clones atrapados en su triste sino, impotentes para sacarle partido a sus propios atributos, tener expectativas personales y desarrollarlas segun su inclinacion. Fin de trayecto. Este es el monotono y descorazonador panorama donde nos encierran las trampas con perspectiva de genero: el liderazgo amable, la conciliacion, la multitarea, las asociaciones vedadas a los hombres y el ascenso por cuotas interpuestas. A pesar de la insistente propaganda es posible identificar y evitar esas trampas que impiden a la mujer ser, tambien en el ambito laboral, lo que le da la gana: renunciar al manual de uso del genero a la moda y adentrarse sin complejos en las excitantes sendas profesionales. ¿Merece la pena? Tu decides, pero recuerda que la recompensa es la insuperable satisfaccion de ser la autora de tu propia vida. ¿Que se propone este libro? Compartir un viaje suspicaz por las rutas laborales para descubrir esas trampas que nos acechan camufladas bajo un apetitoso cebo. Tras avistarlas y desmenuzarlas cada una decidira si prefiere desactivarlas, sortearlas, utilizarlas en su favor o llegado el caso- dejarse caer en ellas. Mercory, una empresa de servicios, es nuestro escenario, el lugar donde trabajan Carolina, una economista de 33 años a la que la vida laboral le da tantas sorpresas como a cualquiera de nosotras, y sus compañeros.