Estos Poemas plagiados son una colección de sapos convertidos en príncipes, gracias a la mirada de un poeta. [...] Lo que Peicovich hace es transcribir genuinos poemas que ha encontrado, ya hechos, en los lugares más dispares. Con ello prueba que existen valores estéticos en textos que no se escriben, o se dicen, con esa intención. Y es que la poesía vive silvestre y muchas veces en los libros de versos es el único sitio en que no está.
Borges, ese vasto sustantivo, es el tema en sí. Ese Borges oral, prismático y babélico que fue cayendo, gota a gota, en charlas de apuro, periódicos, revistas, aeropuertos. lo dicho en un café, en Machu Pichu, a la orilla del Tiber o frente a una cara imaginaria. Lo borgeano que la cronica recogio con la urgencia de costumbre. Lo permanente que quedo impreso en lo efimero y que, por tratarse de Borges, no merecia hibernar en la melancolia de una hemeroteca.Un libro que recoge su dardo y su tortura, su palabra de perfil, su ojo polifemo y su devastador adjetivo. ¿No es acaso un libro que Borges dejo colgado en el aire para que alguien lo robara? El ladron he sido yo.