Con su boina calada, que es un bombín chaplinesco, y su ducados de seda, para cascarse la voz, Joaquín Sabina es un icono monumental de la música en español en todo el mundo, desde nacerse en Úbeda y criarse en La Habana Mexico le atormenta, Buenos Aires le mata, hasta bajarse en Atocha y quedarse en Madrid. Este es el personaje sabinero, con decadas de escenarios a sus espaldas, tan familiar para su publico, como comun es la duda metodica y recurrente que le acompaña machaconamente: si poesia eres tu, mon amour, igual que un rap que no se soporta o que un piropo de Becquer. Asi que, como siempre esta el deseo, que viaja en ascensores, de obtener una respuesta, en este libro se reunen un puñado de estudios sabinistas, para determinar mire usted, pues no si eso sera la poesia: las letras de sus canciones, las historias que canta, el atlas de lugares sabinianos, los versos de infancia y adolescencia del muchacho llamado Martinez, o los catorce versos que dicen que es soneto. Pero todo esto es para nada, porque, al final, Sabina fusila al rey de los poetas, con balas de juguete, y se queda tan Pancho como Varona, con un whisky on the rocks, a la orilla de una chimenea en Lavapies, a esperar que suba la marea.
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