Este libelo de corte humorístico es un texto raro dentro de la producción literaria de Gutierre de Cetina. Sobre su autoría sigue habiendo muchas dudas, aunque casi siempre se enlaza esta Paradoja con otro texto del mismo corte: el Dialogo entre la cabeza y la gorra. La Paradoja de Cetina abunda en la defensa de una postura muy clara: los cuernos no son tan malos como todo el mundo los juzga, es mas, para Cetina son buenos, honrosos y provechosos. Para ello arranca el texto constatando que los hombres tenian cuernos en la antiguedad. Los tenian los gigantes y en ello radicaba su grandeza y soberbia. Pero Jupiter castigo a sus descendientes con la carencia de los mismos, para asi poder domar a los humanos. El libelo se llena de citas a la antiguedad para justificar algo que, a ojos de todo ser vivo, es algo malo y doloroso, la carga de una infidelidad metaforicamente dibujada en unos apendices en la cabeza.
A punto de cumplirse el quinto centenario de su natalicio, la poesía de Gutierre de Cetina (Sevilla, h. 1514-México, h. 1554) vuelve a situarse, por derecho propio, al lado de la de otras figuras capitales Boscan, Garcilaso, Hurtado de Mendoza en la renovacion lirica del Renacimiento. Pese a la dilatada fama de este ingenio andaluz, considerado hoy una de las mejores voces del Petrarquismo hispano, hasta la fecha careciamos de una edicion revisada y completa de sus" Rimas" . Este volumen ofrece al publico lector la posibilidad de un inesperado redescubrimiento y pone, ademas, a disposicion de los estudiosos un amplio caudal de informacion en torno al complejo autor quinientista. Junto al deslumbrante ciclo de sonetos y madrigales compuesto por Cetina, se encontrara aqui la imponente serie que conforman sus canciones, odas, estancias, capitulos y epistolas. Tales textos permitiran, ademas, identificar al inquieto" Vandalio" como el fundador de una singular corriente entre los circulos sevillanos, la denominada poesia de la sal, marcada por el humor y el desenfado. Por ultimo, se recupera ahora para el gran publico el testimonio señero de la" Fabula de Amor y Psique" , uno de los primeros epilios castellanos, cuyos versos marcados con una suave sensualidad fueron concebidos en paralelo con una serie de grabados romanos de delicada lascivia.