Ignacio Carral (Segovia, 1897- Madrid, 1935) fue uno de los periodistas más relevantes de su tiempo. Se licenció en Filosofía por la Universidad Central de Madrid e impartió cátedra en el instituto Lagasca. Su obra periodística descansa en las hemerotecas de La Libertad, Heraldo de Madrid, Estampa, Ahora y Heraldo Segoviano, entre otras cabeceras, pero también trabajó para el programa La Palabra, de Unión Radio, y fue autor de los libros Las memorias de Pedro Herráez (1926) y Por qué mataron a Luis de Sirval (1935) y de los folletos Juan Bravo en la plaza de las Sirenas (1922) y ¡Azaña! (1935). Su muerte repentina dejó inéditas las novelas Afrodisio y Venusina y El filósofo y la bailarina e inconcluso el ensayo político Azaña, Lerroux y el otro. En 1985, Isidoro Tejero recopiló en Folklore de Castilla veintidós artículos sobre costumbres populares que Carral publicó en la prensa.
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No se han apagado por completo las pasiones de los años treinta. Todavía no son del todo hechos históricos que puedan tratarse con objetividad ni la Revolución de Asturias ni la bárbara represión posterior. Pero este libro, que se lee de un tiron, que es periodismo y es literatura, merece ser considerado al margen de los enfrentamientos ideologicos que todavia siguen presentes en la sociedad española. El periodista Luis de Sirval (1898-1934) fue a Asturias a contar lo que pasaba. Y lo conto en las dos cronicas que tuvo tiempo de escribir. Ignacio Carral quiso contar lo que le habia ocurrido a su amigo, pregunto a unos y a otros, como hace el buen periodista, no se dejo engañar por las mentiras oficiales, no fantaseo y el resultado es una cronica apasionada y vibrante que no podemos dejar de leer hasta llegar a la ultima pagina. Una cronica que hace volver a la actualidad el caso de Luis de Sirval y que coloca a su autor, el segoviano Ignacio Carral contertulio de Blas Zambrano y de Antonio Machado, amigo del escultor Emiliano Barral, de quien escribio una biografia novelada, entre los grandes periodistas de su tiempo. Entre los que hacen literatura, gran literatura, sin pretender hacer literatura.
El autor de "Los otros" escribe un folleto sobre la mayor polémica habida en Segovia, que involucró a figuras como Machado, Ortega y Gasset o Azorín. Con prólogo de Carlos Álvaro.En 1920, la ciudad de Segovia apenas sobrepasaba los 16000 habitantes, un buen numero de casas estaba en ruinas, los cortes de luz eran habituales y habia problemas con el suministro de agua. Una ciudad tan pobre que no enciende los candiles a la noche, escribio Ramon Gomez de la Serna.Sobre este trasfondo, descrito a grandes rasgos, el Ayuntamiento de Segovia toma la decision de erigir un monumento al comunero Juan Bravo con motivo del cuarto centenario de su decapitacion. El lugar escogido: la plaza de las Sirenas, en San Martin. El escultor: Aniceto Marinas. Pero surgio la oposicion de un grupo de jovenes, entre los que destacaban Ignacio Carral y Mariano Quintanilla, por un lado, y el marques de Lozoya, por otro, quienes, con argumentos, removieron cielo y tierra para detener lo que consideraban un atentado estetico contra una de las plazas mas bellas de la ciudad.Algo insolito en aquella Segovia dormida. Ante el desprecio de la prensa local, Ignacio Carral decidio publicar en 1922 el presente alegato, un ejemplo admirable de como la polemica puede ser generadora de conversacion y debate.
"Mucho recordamos a Chaves Nogales y poco o nada a Ignacio Carral". Elena Cabrera."Un redactor va a contar a los lectores la historia de su vida durante un mes entre mengidos y ladrones". Así anunciaba el semanario Estampa el reportaje que publico en ocho entregas -entre el 21 de enero y 11 de marzo de 1930- el reportaje de Ignacio Carral sobre la vida en el Madrid mas desfavorecido y peligroso: "Los otros existen, viven, forman una de las capas ciudadanas. Los otros son los miserables, los desarrapados, los que merodean al margen de la ley: mendigos, carteristas, chorizos, vagos, gentes de extramuros, de suburbios, de arrabal.¿Como viven, que dicen, que sienten los otros?". Y en este sentido Ignacio Carral pronto se pregunta: Pero ¿quienes son los otros? Y responde: "Es una cuestion de punto de vista".Los textos que componen Los otros, ilustrados con los magnificos dibujos de uno de los mejores dibujantes de la epoca, Francisco Rivero Gil, que lo acompaño en esta aventura, anticipan lo que decadas despues se conocera como Nuevo Periodismo, que equivale a contar la realidad como si fuera una novela, el llamado periodismo gonzo. Reportajes vividos como los que publicaron Ignacio Carral, infiltrado entre las personas mas marginales, desmienten que el Nuevo Periodismo lo