Escenas continuas de un soliloquio que se van asomando a ras de suelo, hecho de tierra y de poemas, que van asentando los silencios de un texto que ensaya llenar esos espacios con palabras. Estaciones de un ser a otro que dialoga consigo mismo, un sujeto poetico que se fragmenta, a la vez que habla. Un texto continuo abre y cierra, anunciando asi, un devenir de lo irreversible, aquello que no sera legible a primera mirada. Estas son solo algunos de los escenarios por los que merodea este Soliloquio soterrado, un habla que deviene en uno solo consigo mismo, sin necesidad de un interlocutor o quizas ignorando si este existe, ya que, tal como en un soliloquio, este se halla, ademas bien escondido, incluso bajo la tierra.Al leer, imitamos a quien excava, al ir desentrañando y desenredando los textos de la poeta Izaskun Gracia Quintana, observamos imagenes algo oniricas, pero sin embargo organicas, las que se cuelgan del paisaje y de la lengua, de un habitar extrañado, pandemico, recorridos con desiertos de hojas caidas, donde se puede leer lo no escrito.Este Soliloquio soterrado tiene una progresion que captura y nos hace pasar sus paginas como si posaramos la vista por sobre un paisaje, en un viaje a velocidades diversas, un poema que deviene una narrativa, de la que florecen ruinas, y alguna que otra luz, entre medio de la oscuridad.Macarena Urzua Opazo
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