La trinchera ideológica es otra vez el signo de los tiempos. Dividir el mundo entre buenos y malos empobrece la mirada y atrofia el cerebro. El fanático es peligroso, pero ante todo es aburrido, sea cual sea la religión que profese. Esta es tan sólo una mirada sobre la mayor crisis de estado desde la restauración de la democracia en España.
Este ensayo no busca titulares espectaculares, ni aparentar una importancia que el autor no ha tenido ni tiene. Son un puñado de páginas honestas que exponen, con el apoyo de los hechos, una visión particular, la de Josep Marti Blanch, sobre los porques y el como de la situacion politica en Cataluña. No pretende dar lecciones, pregonar una verdad relevada o descubrir un nuevo catecismo.La trinchera ideologica es otra vez el signo de los tiempos. El atrincheramiento proporciona confortabilidad. Permanecer entre iguales es gratificante pues nadie quita ni discute razones. Pero dividir el mundo entre buenos y malos empobrece la mirada y atrofia el cerebro. Sin convicciones no hay movimiento; sin ponerlas a prueba, tampoco. El fanatico es peligroso, pero, ante todo, es aburrido. Profese la religion que profese.En todo caso, Como ganamos el proceso y perdimos la republica es una mirada, la de Marti Blanch, sobre la mayor crisis de Estado desde la restauracion de la democracia en España. Una crisis que se mantendra cronificada en la agenda politica mas tiempo del que nadie era capaz de imaginar. Por tanto, no se marchen todavia, aun hay mas
Els 50 anys de la mort de Gaziel és una ocasió immillorable per mirar de comprendre’lAgustí Calvet, conegut per‘Gaziel’, era un home d’ideals i d’afectes, dotat d’un gran sentit de la realitat. Retre