Hace seiscientos cincuenta años, un bonzo budista japonés retirado del mundo fue escribiendo sobre trocitos de papel, según le venían a la mente, los 243 textos que componen este libro. A medida que los rellenaba, iba pegando los papeles en las paredes de su covacha para, en medio del ocio, volver a parar mientes en ellos. La obra, en japones, es conocida por la palabra con que da comienzo: Tsurezuregusa, es decir "ocurrencias", "reflexiones". Ocurrencias de un ocioso no es una obra religiosa. Kenko Yoshida, aun apartado del mundo, vivia al borde de el, en libertad de espiritu. Hasta su cabaña llegaban chismes, historias, acontecimientos y, sobre todo, seguian vivos en su interior los recuerdos de los diecisiete años que paso en la corte. Asi, fue escribiendo este mosaico de opiniones, vivencias y remembranzas, recogido mas tarde por su discipulo el poeta Imagawa Ryoshun. El manuscrito mas antiguo conservado del Tsurezuregusa data del año 1431. La primera edicion se realizo en 1604, y presentaba el libro como una "teoria o filosofia de la vida humana".