Se pueden perder las llaves, el móvil o un anillo... áPero no a una abuela! Uno suele perder las llaves, el móvil, la clave del Wifi, un centimo de euro, ápero no a una abuela! á¿Cómo se puede perder a una anciana de ochenta años que se mueve a la velocidad de un gusano de seda?! Pues esto, precisamente, es lo que le sucede a Juanamari, una niña que pasa el fin de semana con su abuela Nuchi y su perro salchicha en el pueblo de la anciana. La jubilada desaparece de la noche a la mañana y, para Juanamari, cuya ºnica compañia en ese lugar es la mascota de su abuela, comienza entonces un periplo contra reloj por localizarla antes de que regresen sus padres. Forzada por la situacion y alimentada a base de albondigas -lo ºnico que guarda su abuela en la nevera-, la niña recorrera la localidad a lo "Cherlock Jolms" en busca de Nuchi. Con el perro "longaniza" siempre a su lado, en su camino se topara con ancianos seniles, jubiladas chifladas y personajes variopintos, que la llevaran a vivir disparatadas y absurdas experiencias. Al mismo tiempo, ira descubriendo detalles de su abuela que desconocia y que la haran flipar en colores.
A Alfonsito (Pochele) se le viene el mundo encima cuando, en plenas vacaciones estivales, sus padres lo dejan un mes con su abuelo, pero no con el de ciudad (el urbanita), sino con el rural (el gañán), el que vive en una quinteria, a las afueras de Cacerorilla. Se llama Tiburcio (alias Atrancapoco), y apenas lo visitan, no sea que se le peguen sus modales de paleto al niño. Para el chiquete esto supone un cambio radical de costumbres y horarios, y sobre todo de lenguaje, pues la jerga de garrulo de su pariente le resulta indescifrable. Como consecuencia no paran de surgir conictos entre ambos, chocando la formalidad del chaval con las manias y comportamientos de viejuno de campo de su impredecible abuelo, y Pochele se pasa los dias refunfuñando y mohino. El anciano, no obstante, empeñado en tener contento a su nieto, lo embarca en un insensato e irracional periplo veraniego, y de repente todo se vuelve un sinDios. Una comedia entrañable, llena de guasa y sinfustas, apta para gente abierta y con sentido del humor, y todo ello aderezado por la idiosincrasia, la ternura y el surrealismo de la gente mayor de los pueblos de La Mancha.No me reia tanto desde mi eleccion como presidente (Donald Trans)Humor manchego, el que maj me gujta a mi (Jose Abono)Menuda rision. Cuantas tontas juntas (Wonderbrad Pitt) No me he enterado de nada, pero me ha gustado (Paris Jilton)