Le pido al rey de España que se vaya. Busque otra tierra. No hay razón ninguna para que siga aquí. Nosotros no queremos ser sus súbditos leales. A un rey no se le pide dimita. Se le dice que se vaya. Si se pudiera elegir rey, tambien no se podria quitarlo. Yo no he escogido rey, pero elijo pedir desde aqui humildemente que se vaya.
Margot en la Plaza de Castilla surge del poema que, con el mismo título, se recoge en otro poemario anterior, y, si bien es cierto que no deja de ser un canto a la mujer y a la libertad de la mujer, su autor lo siente ante todo como ese pulso con la vida, destinado al fracaso, por recuperar lo irrecuperable: los veinte años , de la juventud, la belleza, el sexo, la inocencia tambien; en suma, lo que fuimos.
Esta antología no sólo selecciona con buen criterio algunos de los poetas representativos de los siglos XVI-XVII, sino que también posee una magnífica introducción donde estudia a fondo todas las concepciones poeticas de una etapa crucial para la poesia española, el Siglo de Oro.