Prólogo de Alicia Silvestre Epílogo de Raúl Herrero Dibujos de Mariano Esquillor y Raúl Herrero Habla por sus versos un hombre que se debate entre la desesperanza absoluta, y la necesidad de creer para sobrevivir. La primera parte nos lleva de la mano, en epigramas de amor espiritual, hacia una Amada Imposible como lo eran las del Renacimiento, que en su recuperacion de los mitos clasicos, escriben tambien a esa amada ingrata, Anaxarete. Ella reune en si el secreto de lo femenino inaccesible, la castidad mas pura, la llave para la paz de espiritu y la aurora de luz para seguir por el camino. El estilo se desvela fundamentalmente a traves de oximoron (coloque mi fuego en tu frio infernal) y metaforas que mezclan lo material con lo intangible. Locura, delirio, soledad, desasosiego se entrelazan y anudan al alma del escritor, que en una desesperacion mas intelectual que emocional, consigue distanciarse del drama y convertirlo en motivo literaturizable. De hecho, el tema de la escritura aparece como una angustia latente, pues incluso ese ultimo vehiculo de desahogo a veces juega a enmudecer llenandonos de angustia, pues la pena no es nada, y una pena que no puede ser cantada es menos que nada. Alicia Silvestre